Por qué el US Open 2021 fue histórico… y por qué no lo fue

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La última edición del US Open dejó muchas historias para la posteridad FOTO: UNSPLASH
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Ciudad de México. Volvía el público a las gradas de Flushing Meadows en Nueva York después de que el año pasado el US Open se disputase en estadios vacíos, y volvían también a estar ausentes algunos de los grandes nombres del circuito, como Rafael Nadal, Roger Federer o el ganador del año pasado, Dominic Thiem. Pero todo esto fue quedándose en un segundo plano según avanzaba la competencia e iba desvelándose uno de los momentos más increíbles de la historia del tenis.

Para este Abierto de Estados Unidos, se presentaron todo tipo de pronósticos, free bets y otras ofertas, pero lo que ninguna casa de apuestas pudo predecir fue cómo sería la final femenil de este torneo. Y mucho menos quién iba a ser su ganadora.

Era la primera final de Grand Slam para sus dos protagonistas, algo que tampoco es tan inhabitual en el circuito femenino, acostumbrado a la irregularidad. La británica Emma Raducanu, de 18 años, y la canadiense Leylah Fernandez, de 19, se enfrentaban por el título en lo que era la final femenina del US Open más joven desde que Serena Williams se impusiese a Martina Hingis en 1999.

Raducanu, que llegó al torneo como la número 150 del ranking de la WTA, donde debutó apenas el pasado mes de mayo, se impuso con solvencia por 6-4 y 6-3. La joven tenista, de padre rumano y madre china, era la primera mujer desde 1977 que ganaba un Grand Slam para el Reino Unido.

Hasta este punto, teníamos una final del US Open atípica, aunque no extraordinaria. Es cuando empezamos a analizarla cuando se empiezan a suceder el gran número de récords que se han roto en esta final.

Por primera vez en la historia del tenis, masculino o femenino, un tenista lograba ganar el título de Grand Slam desde la previa. Raducanu, que disputaba un Grand Slam por segunda vez en su carrera, tuvo que ganarse la clasificación para el cuadro principal. No solo ganó el título desde la previa, sino que lo hizo sin perder ni un solo set en 10 partidos y dejándose por el camino tan solo 50 juegos.

Solamente Kim Clijsters había conseguido, en 2009, ganar un título del US Open sin ser cabeza de serie. La belga, que había sido número uno del mundo, había caído mucho en el ranking WTA después de una parada en su carrera deportiva por maternidad; pero, en su caso, no se clasificó en la previa, sino que llegó al torneo por invitación, con una wild card.

Raducanu llegaba al US Open sin demasiadas expectativas, su ambición era pasar a la fase final del torneo, aunque en Wimbledon, la joven sensación ya avisó de sus capacidades. La británica jugaba en casa, y logró plantarse en octavos de final en su primera participación en un grande. No se sabe exactamente si por fatiga o por la gran presión de los medios y la situación, pero la joven no pudo terminar su partido ante la australiana Ajla Tomljanovic, ya que se tuvo que retirar por dificultades respiratorias.

Pese a ese desafortunado episodio en Wimbledon, Raducanu llegó a Nueva York convencida de sus posibilidades y fue subiendo peldaños hasta alzar el trofeo final. Según ha comentado a los medios cuando le preguntaron qué pensaba hacer con los USD2.5 millones de premio, la tenista dijo que piensa comprarse unos AirPods, puesto que perdió los suyos en el vestuario antes del primer partido de la previa. Para motivarse, pensó que, si ganaba ese encuentro, podría comprar unos nuevos… y así fue, puede comprarse unos cuantos.

Emma Raducanu está acaparando, como es lógico, todos los flashes de la prensa internacional. Sin embargo, hay que quitarse el sombrero también ante su rival en la final. Fernandez, a quien entrena su padre, un exfutbolista ecuatoriano, tuvo un camino hasta la final del US Open decididamente más complicado que su rival.

Leylah Annie Fernandez, que es apenas dos meses mayor que Raducanu, llegaba al US Open desde el puesto 73 del ranking de la WTA. La jugadora de Montreal jugó su primer Grand Slam este mismo año, en Australia, y ganó su primer título de la WTA en marzo, en el Abierto de Monterrey. En su camino a la final, venció a la vigente campeona, la japonesa Naomi Osaka, que llegaba como 3ª cabeza de serie; a la alemana Angelique Kerber, ganadora de tres Grand Slams; a la ucraniana Elina Svitolina, 4ª cabeza de serie; y a la bielorrusa Aryna Sabalenka, que ha llegado a ser número 2 del mundo, en semifinales.

La del US Open 2021 fue la primera final femenina en la historia de los Grand Slams que enfrentaba a dos jugadoras que no eran cabeza de serie. Desde 1999 con Serena Williams, ninguna jugadora tan joven como Fernandez, que cumplió los 19 años un día antes de disputar la semifinal, había conseguido ganar a tres de las cinco primeras cabezas de serie en un Grand Slam.

La final femenil del US Open 2021 fue la historia de lo que parecía imposible y fue. Ahora llega la historia de lo que parecía que podía suceder y no fue.

Después de haber ganado en 2021 el Abierto de Australia, Roland Garros y Wimbledon, Novak Djokovic tenía en sus manos conseguir algo que solamente ha logrado una tenista en toda la historia: ganar el Golden Slam en un mismo año. Consiste en ganar los cuatro Grand Slam y la medalla de oro olímpica; la leyenda alemana Steffi Graf lo logró en 1988. Solamente tres jugadores más, su esposo Andre Agassi, Rafa Nadal y Serena Williams lo han conseguido, pero a lo largo de su carrera.

Djokovic dejó escapar primero la medalla en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, al caer en semifinales ante el alemán Alexander Zverev -que acabó ganando el Oro. El número uno del mundo volvía a Flushing Meadows después de la desagradable experiencia del año pasado, y lo hacía, una vez más, como favorito al título.

El serbio mostró un nivel de juego fantástico durante todo el torneo, y logró “vengarse” en semifinales de Zverev al imponerse por 4-6, 6-2, 6-4, 4-6 y 6-2. Sin duda, ese partido, y el hecho de acumular más horas en la pista que su rival, le pasó factura en la final ante Daniil Medvedev.

Tras el partido, Djokovic declaró que no había sido su mejor día y que las piernas no le respondían como necesitaba que lo hicieran para enfrentarse a alguien de la talla de Medvedev. No hay que quitar mérito al ruso, que no por casualidad disputaba su tercera final de Grand Slam. Después de haber perdido las anteriores ante Nadal (US Open 2019) y el propio Djokovic (Australia 2021), por fin ganaba su primer título.

La frustración en Djokovic fue patente durante la final. El jugador rompió a llorar incluso antes de finalizar el partido, cuando Medvedev se ponía arriba para ganar el campeonato y el Arthur Ashe Stadium intentaba animar al serbio. No solo se quedaba sin el título del US Open 2021; si hubiera ganado, Djokovic hubiera sumado su Grand Slam número 21, hubiera superado a Nadal y a Roger Federer, y se hubiera convertido en el tenista masculino con más títulos de la Era Open. Tendrá que esperar.

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