Su majestad, el tritón mexicano Arnulfo Castorena, vuelve a bañarse de oro

Castorena
Ceremonia de premiación de Arnulfo Castorena en los Juegos Paralímpicos de Tokio FOTO: WEB

Esta es una historia escrita en letras de oro, es la vida del nadador mexicano Arnulfo Castorena. Al momento de nacer, su madre murió en el parto, su padre, al ver que el bebé carecía de un brazo y sus piernas sin desarrollarse, optó por abandonarlo; sus hermanos también le dieron la espalda. Sólo su abuela lo cobijó durante 12 años, hasta que la muerte le arrebató la vida. El pequeño Arnulfo tenía que irse a vivir con una tía. Sin embargo, ésta se enferma y el pequeño de 12 años tendría que vivir con sus primos y hermanos.

No obstante, Arnulfo Castorena se refugió en la natación y es precisamente ahí donde descubre que, a pesar de su discapacidad, puede sobresalir y destacar. Hoy Arnulfo Castorena vuelve a derramar lágrimas, pero éstas no son amargas ni de tristeza, son de satisfacción y de orgullo. Este 31 de agosto, en los Juegos Paralímpicos de Tokio logró colgarse la medalla de oro en los 50 metros pecho SB2. La premiación resultó bastante emotiva, pues Arnulfo Castorena rompió en llanto luego de recibir la medalla de oro, la cual es su sexta en lo que a Juegos Paralímpicos corresponde.

Además, Castorena se llevó su oro al corazón en un acto más que conmovedor. Cabe señalar que dicha presea significó la medalla número 299 para México en su historia en Juegos Paralímpicos. Esa es la otra cara de la moneda, en comparación con los resultados pírricos de la Delegación Olímpica Mexicana que, a pesar de tanta inversión económica, sólo consiguieron cuatro medallas de bronce. ¡Bien por su majestad, Arnulfo Castorena!

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