Las siete vidas de Éric Cisneros. El coronavirus, un accidente aéreo; en redes se advierte la hipocresía de unos y el indecente regocijo de otros

Cisneros
Éric Patrocinio Cisneros Burgos atendido después del accidente que sufrió al desplomarse un helicóptero de la Marina FOTO: WEB

Al menos en su cargo como secretario de Gobierno, Éric Patrocinio Cisneros Burgos ha sentido, al menos en dos ocasiones, pasos en la azotea. Como diría Alfredo Zitarrosa en su poema “Guitarra negra”: «Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa (…) y no halló nada». El helicóptero de la Marina no podía aterrizar, dio varias vueltas, al parecer la hélice del rotor de cola falló, no sabemos, eso parecía por el desbalanceo de la nave que estuvo a punto de caer sobre un autobús; tal vez el autobús amortiguó en algo la caída, no lo sé. El caso es que el accidente no fue fatal y el secretario de Gobierno salió con algunos golpes, algunos raspones, pero con vida.

Ya el año pasado, en la segunda semana de julio, Érick Cisneros dio positivo a coronavirus. Por su obesidad y sus enfermedades crónicas algunos ya lo daban por muerto. No va a sobrevivir, decían, pero sobrevivió. Su primer acto, una vez recuperado del covid, fue amenazar a los medios y periodistas que reportaron su enfermedad o que ya lo daban por muerto.

Una vez que se diera a conocer el accidente en redes sociales hubo reacciones diversas, unos le dieron gracias a Dios y prendieron veladoras en su casa por la pronta recuperación del funcionario. Los más sinceros lamentaron que el autobús hubiera amortiguado la caída del helicóptero; otros de plano se regocijaron porque al menos la muerte le hubiera dado un susto. ¿Quién podría reprocharles ese indecente regocijo?

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