¿Hará AMLO algo por Rogelio Franco Castán? No. Ya lo hubiera hecho. AMLO ya fue infiel en lo mínimo, lo tiene sin cuidado ser infiel en lo mucho

Franco
Las hijas de Rogelio Franco Castán piden la intervención del presidente López Obrador para la liberación de su padre FOTO: WEB
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Armando Ortiz / De buena fuente nos enteramos que, hace algunos años, en el 2012, cuando López Obrador era candidato presidencial por el PRD-PT-MC, Rogelio Franco y Manuel Huerta competían para ver quién le llevaba las maletas de dinero más llenas al entonces candidato López Obrador; esa persona nos comenta que de habérseles ocurrido grabar ese momento, Franco Castán no estaría en la cárcel. Casi 10 años después las hijas de Rogelio Franco Castán, exsecretario de Gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, enviaron una carta al presidente López Obrador para denunciar que su padre ha sido víctima de abusos e injusticias por parte del gobierno de Cuitláhuac García. Anotan las hijas de Franco: “Existe una acción de venganza política en contra de Franco Castán, con la cual se pretende favorecer al exgobernador Duarte, preso y sentenciado por actos de corrupción. Todas estas artimañas jurídicas subrayan que Rogelio Franco es un preso político del gobernador Cuitláhuac García”. ¿Usted cree que el presidente López Obrador ignore lo que le sucede a quien fuera su aliado en las elecciones presidenciales de 2012? Por supuesto que no lo ignora, es más, López Obrador está de acuerdo con eso de “ultrajes a la autoridad”, una argucia ilegal para detener a los enemigos del sistema. Muchos todavía esperan del presidente algún gesto de honor y bondad. Pero en AMLO se cumple lo que dice la máxima bíblica: “El que es fiel en lo mínimo es fiel en lo mucho, el que es infiel en lo mínimo es infiel en lo mucho”. López Obrador ya fue infiel en lo mínimo, lo tiene sin cuidado ser infiel en lo mucho.

Rubén Ríos, el aprendiz de sarcástico; debe ser triste descubrir que “la miel no se hizo para la boca del asno”

Rubén Ríos quiso ser columnista para algunos medios de comunicación. En este país, donde cualquier pendejo puede ser escritor y columnista, pues se animó. Lo hizo tan bien que terminó convirtiéndose en un referente del periodismo en Veracruz; todos nos levantamos por la mañana preguntándonos “qué habrá escrito Rubén Ríos en su columna”. Animado por su breve y exitosa carrera como escritor, Rubén Ríos, todavía diputado local de Morena, decidió dedicarse, a la manera de Ciorán, a los aforismos. La mañana del domingo se despertó inspirado y por ello puso su “sarcasmo” a la orden de la Cuarta Transformación: “Hay que invadir España y llevarles la república. No puede ser que sigan teniendo un rey en pleno siglo XXI”. Rubén Rios terminó exhausto después de expulsar tremendo huevo empollado en su sarcasmo. Pero algo sucedió. El efecto irónico que pretendía ridiculizar al gobierno español no cuajó en las mentes de las personas. ¿Por qué? Sencillo. Los lectores de su aforismo sarcástico consideraron al diputado Rubén Ríos Uribe tan ignorante, que pensaron que estaba hablando en serio. La frase sarcástica, según él, le regresó como búmeran y le dio en la testa. Pobre del aprendiz de columnista, pobre del ironizador ironizado. Debe ser triste descubrir que el manejo del lenguaje no es para todos, descubrir que “la miel no se hizo para la boca del asno”.

AMLO, experto en pudrición, dice: “¿Ustedes creen que voy a confiar en el Poder Judicial? Está podrido”

Nuevamente el presidente de México se va contra el Poder Judicial. Inspirado, López Obrador, quien ya es un experto en pudrición, asegura que el Poder Judicial está podrido. La relación del presidente con los jueces no ha sido sana. Desde que le detuvieron con amparos su Reforma Energética les agarró una tirria a los jueces que da miedo. Esta vez, en Lerdo, Durango, mientras presentaba el programa Agua Saludable para La Laguna, dijo que algunos opositores al proyecto ya se estaban amparando, y que eso impedirá que se lleve a cabo el proyecto. El presidente dijo: i ya empezaron los amparos, entonces no vamos a poder terminar la obra. ¿Ustedes creen que yo voy a confiar en el Poder Judicial? No me estoy chupando el dedo; desgraciadamente, el Poder Judicial está podrido”. En algún momento de su discurso, al reparar en que no puede generalizar, corrigió: “Hay honrosas excepciones, para no generalizar, pero jueces, magistrados y ministros están al servicio de grupos de intereses creados y tienen una mentalidad muy conservadora, ultraconservadora”. No entiende López Obrador que el debilitamiento de uno de los poderes de la República, debilita la democracia de un país. Pero haga usted entender a un presidente que un día dice una cosa, y otro día dice lo contrario.

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