La Revocación del Mandato, “un alto al poder excesivo”, Berlín Valenzuela

Berlín
Francisco Berlín Valenzuela FOTO: WEB
- en Opinión

Edgar Hernández* / Para el estudioso del Derecho Electoral en México, Francisco Berlín Valenzuela, no hay duda:

La Revocación del Mandato es “un derecho de destitución que tienen los ciudadanos a través de las urnas para evitar prácticas como las del pasado que llevaron al país a la ruina”.

Es, ni más ni menos “un alto al poder excesivo que se ejerce sin frenos ni contrapesos”.

En la víspera de la presentación de su nuevo libro “Derecho y Política en Tiempos de Cambio” que aparecerá la próxima semana, el Doctor en Derecho, Francisco Berlín Valenzuela, nos entrega un adelanto en donde refiere los alcances de la “Revocación del Mandato”, en tiempos de la Cuarta Transformación.

Su tesis fundamental, con una primera aproximación escrita y publicada por Berlín Valenzuela, en 1980 en su libro “Derecho Electoral: Instrumento Normativo de la Democracia”, sostiene que la Revocación del Mandato es “la opción para que en una nueva votación separen a un funcionario del cargo que desempeña, es como si fuera un derecho de elección, pero también un derecho de destitución, que se ejerce a través de las urnas”.

“La ventaja es que a través de ella se evita que los gobernantes abusen de su poder y hagan un uso indebido en el desempeño de sus cargos, reduciéndose de esta manera los múltiples actos de corrupción y de enriquecimiento ilícito, que la mayor parte de las veces no pueden justificar”.

Para el experto en cuestiones electorales, la Revocación “cumple con el propósito de que los funcionarios públicos trabajen con mayor eficiencia, realizando sus tareas, apegados a una conducta ética y democrática que tenga presente el bienestar del pueblo”.

Esta es una de las formas de la democracia semidirecta, que brinda al pueblo la oportunidad de que enmiende su error al elegir a sus gobernantes cuando se siente defraudado por su comportamiento político y su incapacidad para el desempeño de su cargo.

Francisco Berlín Valenzuela es, sin duda, la voz más autorizada en esta materia. Es su tema, el electoral y sus derivaciones, de la cual se ha ocupado a lo largo de su vida académica y política.

De hecho, en 1965, hace 56 años, por primera vez en el ámbito de una Facultad de Derecho, escribió el “Estudio Sociológico Jurídico sobre los Partidos Políticos en México”, que fue su Tesis para obtener su título de licenciado, en donde aborda temas electorales en el marco de una señalada dependencia de la organización de los procesos de electorales que corrían a cargo del gobierno federal.

Al paso del tiempo Berlín Valenzuela marcaría la pauta del ejercicio democrático, a través de las urnas, cuando se pone en boga el tema de la reelección legislativa, en la cual aporta argumentos sustantivos.

Luego vendría la independencia del órgano electoral al cortarse el cordón umbilical de la Secretaría de Gobernación y crearse el Instituto Federal Electoral -IFE- por sus siglas, en donde aparece la credencial de elector como una herramienta fundamental para el ciudadano, donde también la participación de este legendario personaje tendría una relevante participación, al ocuparse del tema.

Hoy, el profesionista, educador, político y ensayista sobre lo político electoral, nacido en Xalapa, con doctorado en Derecho con “Mención Honorífica” y docente por más de 30 años, enriquece a la ciudadanía con el tema en boga, la Revocación del Mandato.

“La revocación del mandato, es una institución desconocida en términos generales en nuestro país por su falta de regulación en las normas jurídicas correspondientes. En los últimos meses, esta institución se ha venido debatiendo en diversos círculos políticos de México en virtud, fundamentalmente, de haber sido una propuesta de campaña del candidato Andrés Manuel López Obrador, del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), quien ofreció que, en caso de llegar a la presidencia de la República, propondría su introducción en nuestro texto constitucional y en nuestra práctica política”.

En México, a la luz de la propuesta del hoy presidente, se convierte en una urgencia democrática.

“En mi libro “Derecho Electoral: Instrumento Normativo de la Democracia” escrito en el año de 1980 apuntaba yo que la revocación popular es una institución que tuvo su origen en Inglaterra y que consistía en el derecho que tiene el llamado cuerpo electoral (los electores), para solicitar la destitución o separación de sus cargos a los funcionarios que habiendo sino elegidos, incumplían el mandato otorgado en las urnas, dando lugar al retiro de la confianza depositada en ellos y consecuentemente a su reemplazo”.

“La institución recibe el nombre en los Estados Unidos de Recall y ha sido utilizada en algunos de sus gobiernos locales y municipales para solicitar la destitución de funcionarios legislativos y judiciales”.

“Y en Suiza ha sido empleada en algunos cantones de este país y también existió en la Constitución Rusa de 1936, la Yugoslava de 1945 y la China de 1946.

¿Y para México?, se le cuestiona al docente durante tres décadas, Titular de la cátedra especial “Doctor Mario de la Cueva (UNAM)” y otrora presidente del Instituto Nacional de Derecho Electoral, que él fundó: “Muy bien podríamos afirmar que la existencia jurídica de la Revocación del Mandato, es para un régimen presidencial como el de nuestro país, el equivalente al ´voto de censura´ de un sistema parlamentario, por medio del cual se posibilita la caída del gobierno, cuando la oposición dentro del parlamento considera que se ha perdido la confianza a los funcionarios que lo integran por las acciones políticas realizadas”.

Destaca también en este análisis sobre la revocación, la manipulación que sobre ella pretenden hacer los gobernantes para seguir conservando el poder, encausando a su favor la aplicación de esta institución, sobre todo cuando ejercen un poder excesivo, sin frenos ni contrapesos, por parte de fuerzas políticas antagónicas, que le hace conducirse al margen de los postulados y principios de la teoría de la división de poderes, manteniendo a las instituciones políticas bajo su control por medio de partidarios.

Y concluye:

“Desde mi punto de vista, la Revocación del Mandato debe tener candados suficientes para evitar que se haga un uso faccioso de ella y sólo se pretenda darle al pueblo la ilusión de que es él quien decide si un gobernante debe o no permanecer en el cargo”.

“Desde mi perspectiva, su implantación sería positiva para el sistema político mexicano, porque en todo caso actuaría como “Espada de Damocles” que pendería sobre la cabeza de los gobernantes, quienes por la amenaza de que pueda dañarlos en sus aspiraciones políticas, tratarían de cumplir, de mejor manera con las responsabilidades otorgadas por el pueblo a fin de no defraudar su confianza”.

Hoy, después de la cuestionada consulta ciudadana, la Revocación del Mandato cobra vigencia.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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