El influyentismo no terminó con la 4T; López Obrador lo fomenta y lo excusa. Calderón Alipi, de guarura a encargado de medicamentos del Insabi

Influyentismo
Alejandro Antonio Calderón Alipi, de guarura a encargado de medicamentos del Insabi FOTO: WEB

Uno a veces se pregunta cómo es que el presidente de México sigue con la misma cantaleta de que su gobierno no es como los anteriores. «Nosotros no somos como los otros gobiernos», repite constantemente en las mañaneras, «no somos corruptos», repite hasta el cansancio, quizá porque él mismo no se lo cree. Por ejemplo, personal de ayudantía, que no son otra cosa que custodios, guaruras y asistentes, han sido colocados en puestos de relevancia, para los que se requiere no sólo de estudios, sino de experiencia.

Uno de esos casos es el de Alejandro Antonio Calderón Alipi, quien pasó de ser guarura del presidente a titular de la Unidad de Coordinación de Abastecimiento de Medicamentos y Equipamiento Médico en el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), con un sueldo de 105 mil 353 pesos mensuales. Un sueldo tan alto que le permitió al señor adquirir un departamento de siete millones 500 mil pesos; vaya departamento. Pero no es el único caso.

El periódico El Universal ha revelado que son varios los miembros del personal de ayudantía que ocupan y ocuparán puestos de relevancia en dependencias como Pemex. En esta paraestatal, por ejemplo, Arlette Silva Magaña, quien le espantaba los manifestantes a la camioneta del presidente como si fueran moscas, ya anda aprobando contratos en Pemex. Si eso no es influyentismo, entonces de qué estamos hablando. La excusa del presidente sobre estos casos de influyentismo es breve: «Son jóvenes preparados, honestos».

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