Gobierno federal usó el semáforo epidemiológico para manipular a las personas; antes de las elecciones, casi todos los estados en verde

Semáforo
Gobierno Federal usó el semáforo epidemiológico para manipular a las personas FOTO: WEB
- en Carrusel, Opinión

Armando Ortiz / Tarde se dieron cuenta algunos, que el gobierno de López Obrador ha utilizado el semáforo epidemiológico para sus fines políticos. Días antes de la elección, la mayor parte de los estados estaba en semáforo verde. Verde, como para demostrar que la estrategia de vacunación estaba funcionando, pero también para que las personas salieran a votar sin ningún temor. Y así fue, la votación en las elecciones del 6 de junio de 2021, fueron de las elecciones intermedias más concurridas en muchos periodos. No contaron las autoridades de Salud que después de las elecciones, la gente se iba a confiar y se iba a seguir de largo, pensando que ya no había riesgos que correr. Los casos de coronavirus han aumentado, lo que ha obligado a las autoridades de Salud a modificar el color del semáforo en las entidades del país. Del verde que dominaba antes de las elecciones, ahora la mayor parte del país se ha vestido de amarillo y naranja. Para muchos es criminal que el gobierno juegue de esa manera con la salud de las personas; es criminal que se use un instrumento de seguridad nacional para manipular a la gente. Por supuesto, las personas prudentes son indiferentes al color del semáforo epidemiológico. Estas personas siguen tomando sus precauciones, siguen usando cubrebocas, gel antibacterial y guardan su sana distancia; esto independientemente del color del semáforo epidemiológico.

Pide Acción Nacional la renuncia de Ebrard o su destitución; el presidente nunca le daría ese gusto al PAN; pero no podrá resucitar a su canciller para el 2024

Marko Cortés, entrevistado sobre el caso de la Línea 12 de Metro o Línea Dorada, exigió la renuncia de Marcelo Ebrard, pues los informes y reportajes que se han dado a la luz pública recientemente, apuntan a que el actual canciller de México es el responsable principal de la tragedia ocurrida el 3 de mayo. Marko Cortés dice que si no renuncia, al menos López Obrador, presidente de México lo debería destituir: “Sin embargo, para el Presidente es mucho más importante preservar la carrera política de sus consentidos, Marcelo Ebrard, Mario Delgado y Claudia Sheinbaum, que hacerles justicia a las víctimas”. Y es que el banquillo de los acusados lo comparte Ebrard con estos dos militantes de Morena, Claudia Sheinbaum y Mario Delgado, ambos muy cercanos al presidente de México. Por supuesto Marcelo Ebrard no va a renunciar, no tiene suficiente dignidad; tampoco López Obrador lo va a destituir, pues AMLO no está dispuesto a dar ese gusto a la derecha conservadora contra la que trae una guerra de declaraciones de todos los días. Lo que tampoco podrá hacer el presidente, es resucitar la carrera presidencial de Marcelo Ebrard. Marcelo ha dejado de ser opción para el 2024, Claudia Sheinbaum está en la tablita; Mario Delgado nunca ha estado considerado. Esos milagros no están al alcance de nuestro “mesías tropical».

A los padres los inventaron los bebés. Los identifican con el olfato, con la vista, con el tacto, y los ungen con un balbuceo: “ba”, “pa”, “da”

Siempre he pensado que la palabra papá se origina de los primeros balbuceos de un bebé. Papá en español se forma de dos fonemas oclusivos, que pueden ser los más primitivos del lenguaje: “pa-pa”. Un fonema oclusivo es aquel que se produce momentáneamente con el cierre total del paso del aire, para después soltarlo provocando un sonido leve, explosivo a veces. Imagino que los bebés, en sus primeros balbuceos, oprimían los labios, para después soltar el aire que contenían provocando un sonido amable, tierno, significativo: “pa, ba”. A mí me gusta la palabra hebrea abba, que significa “papito”; ab es padre. Imagino a los bebés de los hebreos llamando con su primer balbuceo a ese hombre que lo frecuenta con su sonrisa. Imagino el esfuerzo que hace el bebé al soltar su primera oclusiva, “ba”, y lo supongo feliz cuando ya identificado, el bebé le regala a ese hombre querido, un “abba”, “papito”. Otros bebés se valieron de un fonema dental, como “da”, de ahí que la palabra inglesa “dad”, signifique padre. Yo no soy lingüista, ni pongo a prueba el conocimiento de los lingüistas. Sólo me gusta elucubrar pensando que a los padres los inventaron los bebés, esos seres tiernos que aprenden a identificar a su progenitor con el olfato primero, con la vista después, con el tacto, y finalmente, después de todas esas sensaciones, a quienes lo merecen, los ungen con un balbuceo: “ba”, “pa”, “da”.

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