La mano derecha en el gobierno de Biden, se llama Kamala Harris, considerada como una de las mujeres más poderosa del planeta. Su visita a México debía ser de vital importancia para el gobierno de la 4T. Los encargados de recibirla lo hicieron en el elegante Hotel Sofitel México City Reforma, por instrucciones precisas del Canciller Marcelo Ebrard. Dentro de las reuniones que tenía previsto la vicepresidenta de los Estados Unidos, hubo una que llamó la atención. A la importante mandataria se le informó que tendría un encuentro con sindicalistas y especialistas laborales, sin embargo, fue vilmente engañada, ya que de los asistentes, ninguno era dirigente ni mucho menos trabajador.
En realidad, no fueron tomados en cuenta los dirigentes de las confederaciones, centrales obreras, federaciones y organizaciones sindicales que aglutinan a casi dos millones de trabajadores. En la lista de invitados se encontraban anotados Arturo Alcalde Justiniani, padre de Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo; Inés González Nicolás, coordinadora de la Fundación Friedrich Ebert; Imelda Jiménez, gente de confianza de Napoleón Gómez Urrutia, entre otros. No obstante, ninguno de ellos líder era sindical.
Afuera se quedaron los líderes de la CTM, CT, CROC, CROM, UNT, SNTE, ellos no fueron requeridos. Y es que no se entiende muy bien qué hacía el padre de la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, si es muy bien sabido de su asesoría y trabajo cercano al actual Comité Ejecutivo del SNTE. Es más, gracias a sugerencias de Arturo Alcalde Justiniani, el SNTE sacó a la luz un Manual de Elecciones completamente antidemocrático, muy alejado de las pretensiones de Kamala Harris de hacer realidad la democracia de los sindicatos en México. Ni habrá, hay señales confusas en la 4T.
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