Si tiene la oportunidad de leer el poema “Poderoso caballero es don dinero” de Quevedo, se dará cuenta que este excelso escritor español hace una cítrica mordaz de la decadencia del imperio español, ya que éste trataba de comprar las voluntades con dinero. Hoy, el gobierno del presidente López Obrador hace precisamente lo mismo que señalan las estrofas de Quevedo. «Da al bajo silla, y al cobarde hace guerrero, poderoso caballero es don Dinero». En Morena con una estrategia clientelar y con cañonazos repartidos para los que menos tienen, permite que cualquiera pueda acceder al poder.
Por ejemplo, en Río Blanco llega como presidente municipal un personaje siniestro que se dedicaba hacer bailes íntimos. Sin embargo, fue apoyado por los votos de los que reciben sus becas y sus pensiones. «Rompe recatos y ablanda al juez más severo, poderoso caballero es don Dinero».
Con cañonazos, algunas autoridades electorales, les dieron el visto bueno a los candidatos de Morena, por ejemplo, en Alto Lucero y Emiliano Zapata, el OPLE se hizo de la vista gorda ante las irregularidades en estas localidades. No cabe duda que el discurso de la austeridad republicana sólo es eso, un discurso. Por abajo del agua fluyeron carretadas de dinero para seguir en el poder. Por eso muchos morenistas hacen suyas las palabras de Quevedo: «Qué pues doblón o sencillo hace todo cuanto quiero, poderoso caballero es don Dinero».
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