De “luchadores sociales” a vulgares “madreadores”

Clases
Zenyazen Escobar García y Cuitláhuac García Jiménez FOTO: WEB
- en Opinión

Aurelio Contreras Moreno / La vocación autoritaria del gobierno de Veracruz quedó exhibida en su peor faceta con la represión ejercida la noche de este lunes contra docentes del Sindicato Democrático de Trabajadores de la Educación de Veracruz (SDTEV).

Invocando el inadmisible y diazordacista delito de “ultrajes a la autoridad”, la policía de Cuitláhuac García Jiménez y Hugo Gutiérrez Maldonado cargó en contra de los profesores que, tras más de ocho horas esperando se apareciera para atenderlos el titular de la Secretaría de Educación de Veracruz Zenyazen Escobar García, decidieron tomar las instalaciones de la dependencia y bloquear la avenida Lázaro Cárdenas.

Los videos tomados por los propios docentes y por los reporteros que se presentaron a cubrir el operativo no dejan lugar a dudas acerca del exceso de fuerza y el abuso de poder ejercido contra los mentores, a quienes sin distinción de sexo ni edad se les violentó con lujo de arbitrariedad su derecho a la libre manifestación.

Y ni porque el propio Zenyazen Escobar se haya presentado por la madrugada del martes para sacar de los separos del cuartel de policía de San José a los maestros presos -entre otras cosas, por causa de su indolencia-, cambian las cosas. El daño está hecho. Y va a tener consecuencias políticas.

En una carta dirigida a Zenyazen Escobar y con atención a Cuitláhuac García, los maestros les recordaron su origen en la lucha social, la cual abandonaron para disfrutar de las mieles del poder efímero. “Muchos, nos conocimos luchando contra la reforma educativa del gobierno anterior (Peña Nieto y Javier Duarte, año 2015), pues era evidentemente una lanza contra la dignidad del magisterio (ahora ustedes salieron peor con la fuerza pública)”.

“Hoy fuimos testigos de la represión que bajo su tutela se ha ejercido contra compañeros maestros del SDTEV, colegas que solo pedían una audiencia con usted. ¿Es mucho pedir? ¿Le ofende en algo que el maestro luche por causas justas? ¿Es que acaso el maestro que se inconforma, debe ser tratado como un delincuente?”, cuestionaron.

Y le echaron en cara a Zenyazen Escobar que “todos en las bases magisteriales recordamos que usted se ganó el puesto tomando casetas, haciendo plantones y tomando instalaciones. Incluso, el hoy Señor Gobernador, nos acompañó en la travesía. Y si usted no pisó la cárcel fue porque muchos dimos la cara y lo encubrimos (¿o ya no se recuerda que se retiró, cuando avisaron que irían por usted en aquel noviembre del 2015?)”.

“Ya vendrá el tiempo en que el dedo inexorable de la historia lo señale. Por el momento, trate de actuar con congruencia y estar a la altura del nombramiento que las bases le regalaron. Cuánta vergüenza e indignación nos causa ahora decir que estuvimos a su lado”, sentenciaron los profesores.

Además de mostrar su verdadero rostro detrás de la fachada de supuesta “izquierda progresista” con la que se presenta, el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez dio nuevamente una “probada” de hasta dónde puede llegar al agredir, amenazar y obstaculizar sus policías a los periodistas que simplemente llevaban a cabo su trabajo de cubrir los acontecimientos.

“Si me sigues tomando, te levanto y te madreo”, le dijo un policía estatal al reportero gráfico Sergio Hernández, mientras intentaba tirarle al suelo su equipo fotográfico. Agresión que apenas y mereció un tibio “reclamo” de parte de una Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas que con el cambio de consejeros se “morenizó” hasta en sus colores institucionales, y que por lo visto volverá a ser el ente inútil que fue durante el sexenio de Javier Duarte.

Si esto sucedió por una protesta magisterial que ni siquiera era muy numerosa ni violenta, ¿se imagina lo que puede pasar si, por ejemplo, hay protestas post-electorales porque la “4t” intente arrebatar lo que no gane en las urnas?

Cualquier cosa se puede esperar de esos que de supuestos “luchadores sociales” pasaron a convertirse en vulgares “madreadores” de maestros, de adultos mayores y de periodistas, creyendo que el poder les durará para siempre.

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