Una horda de ninis y de bisoños se lanzan contra Porfirio Muñoz Ledo cuando desconocen que este político ya tiene un papel importante en la historia de este país. Su actitud mesurada a favor de respetar la Carta Magna le ha ganado las simpatías de muchos. En contraste, la postura fantoche de Mario Delgado, presidente de Morena, se achica cada día más. Y es que la negativa de reelección del exsecretario de Educación como diputado por parte del partido del presidente López Obrador, los deja como una camarilla de corifeos incondicionales que no permiten que toquen al tabasqueño ni con un pétalo de una crítica.
Que mal que Morena no haya sabido aprovechar la experiencia y el talante de un personaje que conoce muy bien la vida política de un país, que poco a poco se abre paso a una vida verdaderamente democrática.
Lo malo de todo esto es que el propio presidente de México ha trastocado la división de poderes al meter su cuchara en el poder judicial y al mandar línea a la peonada que tiene a sus órdenes en el Congreso Federal. Ojalá y que Porfirio Muñoz Ledo viva muchos años más, es un verdadero tótem político y un factor de equilibrio, que tanto le falta a nuestro país.
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