Toda la curia católica en México que a Onésimo Cepeda lo quitaron de la diócesis de Ecatepec por su conducta mundana, sus excesos y las denuncias por fraude en su contra. Todos esos defectos que lograron el repudio del Vaticano, a Fuerza Por México le parecieron virtudes y por ello invitó al obispo emérito para que fuera su candidato a diputado federal por el distrito de Ecatepec.
De inmediato el obispo mundano, el de las borracheras, los viajes, los juegos de golf con magnates, empezó su campaña prendiendo lumbre: «¿Ustedes se preguntarán que por qué acepto yo ser candidato? La primera porque quiero a México; y la fundamental porque estoy harto de tanto pendejo que gobierna y que se sienta en curules por todos lados. Yo creo que México merece algo mejor», esas fueron sus declaraciones.
Y como si fuera una blanca paloma, Onésimo Cepeda siguió declarando: «Desgraciadamente todos son ratas y todos roban algo, yo espero no robar nada». Eso de que espera no robar no es garantía, sobre todo si nos acordamos que el señor pretendía quedarse de manera fraudulenta con 44 obras pictóricas valuadas en más de 130 millones de pesos. Onésimo Cepeda es otro ladrón, igual que Adame, que quiere ver la manera de robar más dinero.
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