La madre de la víctima e hija del acusado dijo a la policía que el hombre disfrutaba quedarse a cuidar a su nieta; señaló que en ocasiones le había reclamado por no llevarle a la pequeña a visitarlo. José Gilberto de 72 años de edad, era el abuelo de la menor. El sujeto abusaba sexualmente de su nieta cuando se encontraban solos. La madre de la niña trabajaba y en ocasiones no tenía con quien dejar a su hija, pero sabía que su padre le hacía el favor de cuidarla y con toda la confianza le dejaba a su nieta para que la cuidara y para que conviviera con él.
José Gilberto abusó mucho tiempo de su nieta hasta que la niña le contó a su madre. La menor entre llantos le dijo lo que su abuelo le hacía. Su madre le creyó, porque su hija no decía mentiras y porque no tenía por qué inventar cosas que a su edad no son tan claras. Le contó los detalles del abuso. La mujer puso la demanda en contra de su padre y la policía acudió inmediatamente a detener a José.
Después de unos exámenes detectaron que la menor tenía indicios de haber sido abusada por su abuelo. La niña relató a su madre que ella pensaba que lo que hacía su abuelo era un juego, como él se lo hacía ver. Cuando José Gilberto tuvo de frente a la madre de su víctima no supo qué hacer agachando la mirada pidió perdón. Pero el perdón lo tendrá que tramitar estando encerrado en una prisión por muchos años. Su hija, y madre de la menor, no quiso perdonarlo.
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