Dice el dicho: «Cae más pronto un hablador que un cojo». Ahora que se ha descubierto que Epigmenio Ibarra recibió el apoyo financiero de 150 millones de pesos para su empresa Argos, cosa que el mismo Epigmenio reconoció, muchos le recuerdan a el productor el tiempo en que mostraba su pureza y desinterés. El 30 de diciembre de 2017 Epigmenio escribió en Twitter: «Si @lopezobrador llega a la presidencia, yo haré todo lo que esté de mi parte para que así sea, no pediré ni aceptaré ningún puesto ni contrato alguno».
Esto que escribió Epigmenio Ibarra es lo que muchos pensaban cuando apoyaban López Obrador para que éste llegara a la presidencia de la República; el desinterés era puro, la intención era transformar el país. Sin embargo, mientras que a las pequeñas empresas sólo les ofrecieron créditos de 25 mil pesos, a la empresa de éste, que se ha convertido en un apologista profesional de la Cuarta Transformación, les apoyaron con 150 millones de pesos.
Y todavía terminó ese mensaje con unas palabras que se convirtieron en una antiprofecía: «Mi tarea seguir haciendo mantenerme erguido frente al poder y no volverme parte del mismo o peor todavía inclinarme ante el». ¿Acaso no es precisamente lo que hace, acción lacaya que le redituó esos 150 millones de pesos?
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