La brillante idea de hacer un Acuerdo por la Democracia, donde todos los partidos políticos del estado de Veracruz se comprometan a poner candidatos de alta honorabilidad y que no tengan nexos con los malosos, no es otra cosa que una ocurrencia del funcionario de Baja California, al que hacen llamar Bola 8. Son ideas que no prosperan, son un llamado a misa en domingo, un grito desesperado en el desierto al que nadie hace caso. Y es que en el imaginario veracruzano predomina la idea de que Morena y sus funcionarios emanados de este parido se encuentran completamente desesperados.
Saben que hay altas probabilidades de que pierdan el control del Congreso local, un congreso lleno de yerros y de baja credibilidad moral, sobre todo por los diputados morenos que al menor tris del llamado Bola 8, salivan agradecimiento y abyección. No por algo, los representantes de los partidos que conforman la alianza opositora les mandaron a decir que ese Acuerdo por la Democracia lo hagan un rollito y se esfume por donde no entra la luz.
Y es que la detención de Rogelio Franco Castán solo es una pequeña muestra de lo que les puede pasar a todos aquellos que contradicen la cofradía del señor de Baja California. Por lo pronto, el Acuerdo por la Democracia sólo pasará a ser una charada más del gobierno de la cuarta transformación jarocha.
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