Todos conocen a Pablo Emilio Escobar Gaviria. Cuando se dice del “Patrón del mal”, lo único que viene a la mente son explosiones, narcotráfico y muertes. Si buscas el nombre de Pablo Escobar en internet, te vas a encontrar con miles de ensayos, artículos y crónicas sobre su vida criminal, sus colecciones de animales y propiedades, su carrera política y hasta los tesoros que dejó escondidos detrás de las paredes. Todos hablan sobre un hombre que en su momento llegó a controlar buena parte del movimiento del tráfico de drogas en el mundo; también se habla sobre su muerte en una balacera.
Esa famosa escena en su último escondite. “El patrón del mal” saliendo por una ventana, corriendo por la azotea y alcanzado por las balas. La imagen de Pablo Escobar sin vida. ¿Quién no la conoce? Lo que nadie cuenta y nadie sabe es que, las primeras noticias sobre Pablo en los periódicos de Colombia no son sobre sus crímenes, sino sobre su carrera como piloto.
Tras la indagatoria señalan que, en mayo de 1979, en Bogotá, se hablaba de las nuevas promesas del automovilismo, Pablo Escobar, Gustavo Gaviria y Juan Yepes, los tres provenientes de la capital de Antioquia. Todos saben que Pablo prometió tener un millón de pesos en sus manos a los 25 años y si no lo obtenía se volaría los sesos. Ahora se sabe que antes de ser “El patrón del mal” era un apasionado por la velocidad y el vértigo.
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