La promesa del presidente de México es como un escupitajo al cielo, tarde o temprano le caerá en la cara, el escupitajo y la promesa. El ritmo de vacunación en México es de menos de 10 mil vacunas al día. A ese ritmo en un mes se vacunaría a 300 mil personas, en 10 meses tres millones de personas; se requerirían 50 meses, es decir poco más de cuatro años para tener inmunizadas a 15 millones de personas. Por supuesto, el plan de vacunación del Gobierno Federal se habrá de acelerar. Países como Estados Unidos o como Chile ya están vacunando a su población a un ritmo de dos millones de vacunados diarios.
Ojalá en México se pueda llegar a esos niveles de eficiencia. Pero hay otro detalle, para llegar a esos niveles de eficiencia se requiere que haya vacunas suficientes, y las vacunas no han llegado a México. Pfizer anunció que el 15 de febrero llegarían 491 mil dosis de vacunas, y vaya usted a saber cuándo llegará el próximo pedido.
Esas 491 mil dosis no son suficientes, si hablamos de que se requiere vacunar a 15 millones de adultos mayores. Por ello, la promesa de tener vacunados a los adultos mayores para finales de marzo es prácticamente imposible; un escupitajo que le caerá en la cara al presidente, como muchos que le han caído a López-Gatell.
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