Ya se los habíamos mencionado, conforme se acerca la contienda electoral, los atentados en contra de los actores políticos que aspiran a un puesto de elección popular van aumentando. Las agresiones y atentados pueden provenir de varios frentes, incluso del mismo gobierno. Lo que le sucedió a Nicolás Ruiz Roset, ahora militante del PAN en Minatitlán, es uno de esos mensajes que no se va a esclarecer, mucho menos si el golpe viene del propio gobierno. Ir a tirarle restos humanos de personas a su negocio es, además de macabro, preocupante; la intención es inhibir las intenciones del sujeto para no presentarse en una elección, si es que eso tenía pensado.
Por supuesto, si el gobierno estatal tuvo algo que ver, la fiscal espuria, Verónica Hernández Giadáns, hará todo lo posible por entorpecer las investigaciones. Algo que no se le hará muy difícil. Si el atentado proviene de algún adversario político, o de algún grupo criminal que apoye al algún adversario político, también es preocupante.
El gobierno estatal debería ser garante de que la próxima contienda electoral no caiga en manos del crimen organizado. Cuitláhuac García presume que a criminalidad en Veracruz está controlada, que los índices de homicidios y feminicidios va a la baja. Pero la verdad es que no. Estas elecciones también serán una prueba de fuego para este gobierno; para demostrar si ellos controlan el estado o es el crimen organizado.
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