El transporte público en Veracruz es, en su mayor parte, bastante deficiente. Empezando por las unidades a las que no se les da mantenimiento, y siguiendo con los choferes a los que no se les da capacitación. Por ejemplo, un buen porcentaje de los choferes del transporte urbano son unos patanes, sujetos que están dispuestos a sacar el “batecito” que llevan escondido cuando alguien se atreve a reclamar su mal servicio. Se apropian de las calles donde hacen “terminal”, contaminan dejando los camiones por varios minutos con el motor encendido; para colmo las unidades ya son demasiado grandes para las calles de Xalapa y otras ciudades.
Luego están los taxistas. Pocos, muy pocos dan un buen servicio. Los señores en ocasiones van desaseados, las unidades sucias y hasta con problemas mecánicos. También se ha reportado que algunas unidades de taxi han sido utilizadas para actividades delictivas.
Y a pesar de todo esto las autoridades de Transporte Púbico se ponen del lado del mal servicio y hasta amenazan a aquellas personas que buscando una manera decente de ganarse la vida ponen sus autos a disposición de los ciudadanos por la plataforma Uber. La ciudadanía se está dando cuenta que la Secretaría de Seguridad Pública no está del lado del ciudadano, sino de las mafias de transportistas que no quieren que un mejor servicio se ponga a disposición de los veracruzanos.
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