Lo que sucede con Mónica Robles y el supuesto acoso periodístico que denuncia no es otra cosa que la pugna entre dos emporios periodísticos, el de Diario del Istmo y Liberal del Sur. Uno propiedad de Pablo Robles, padre de la dramática diputada, y el otro de Edel Álvarez Peña. Ambos medios se han tirado lodo desde hace tiempo; se dedican planas completas acusándose de corrupción. Pero Mónica Robles vende su historia como argumento de “Lágrimas y Risas” y el gobierno de Cuitláhuac García, que está de su parte, se lo compra.
Ahora el OPLE emite medidas de protección para Mónica Robles, quien teme por su vida; más guaruras para la señora, más gastos del aparato de seguridad para una mujer que bien se puede pagar su propia seguridad. Florisel Ríos Delfín, alcaldesa de Jamapa fue a pedir esa misma protección y ¿qué recibió? Groserías, maltratos e indolencia por parte del secretario de Gobierno, Éric Cisneros.
Ahora el OPLE le pide al Instituto Veracruzano de la Mujer que le brinde apoyo a la señora Robles, ese mismo instituto que no ha dicho nada sobre la revictimización del gobernador a Florisel Ríos; que no dijo nada sobre su crimen. Lo dicho, cuando el gobierno quiere armar un circo, lo hace de tres pistas. ¡Hipócritas!
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