Le dicen el necio, el berrinchudo, y cree que todos deben hacer las cosas a su manera. Pero lo único que hace es exhibir su puerilidad, su testarudez. Es Gerardo Fernández Noroña, el diputado petista que acudió al Instituto Nacional Electoral para reclamar las medidas que el INE aprobó, medidas que tenían que ver con una disculpa pública a la diputada de Tlaxcala que insultó y a la que dijo iba a chingar si seguía hablando. Llegó Fernández Noroña, pero no se quiso poner el cubrebocas pues él seguía las recomendaciones del subsecretario Hugo López-Gatell, quien le dijo que el uso del cubrebocas era poco efectivo.
Los consejeros del INE le pidieron que se pusiera el cubrebocas, pues eran las reglas del INE y él no las podía pasar por alto. Noroña dijo que lo que querían era amordazarlo, por lo que no se lo iba a poner. Pero los consejeros no le iban a seguir el juego a este diputado infantil, y le dijeron que, si no se lo ponía, que mejor fuera a su oficina y que la sesión se podría llevar a cabo en videollamada. Pero Noroña estaba decidido a salirse con la suya.
La representante del PRD le dijo: «Me sumo a la exigencia de que el representante suplente use el cubrebocas si está dentro de las instalaciones, de no aceptar esta regla hay que colmenar por tercera ocasión al señor Noroña a que vaya a su oficina, se conecte y desde allá lo escuchamos y desde allá puede dejar de usar el cubrebocas, yo no puedo exponerme, van dos veces que traigo Covid y no es posible que se me exponga a mí y a todos los integrantes». Ante la necedad de Fernández Noroña, los consejeros suspendieron la sesión y tuvieron que salir. No le iban a dar gusto a semejante troglodita.
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