Claudia Guerrero Martínez / El interés por una candidatura en el PAN de Veracruz evidencia la naturaleza poco ética de algunos aspirantes por conseguir más escaños e incrustar a amigos y familiares, con tal de tener el control en sus distritos y municipios. Y estos políticos panistas olvidan su pertenencia, compromiso y por lo que fueron elegidos. Son ya varias las quejas hechas llegar a nuestra redacción, en contra del diputado local Ricardo Arturo Serna Barajas, acusado de total abandono de los ciudadanos y hasta lo nombran el legislador “Cometa”, por sus largas ausencias, ser un fantasma en su Distrito Álamo y sólo recorrió éste para buscar el voto de los electores.
Triste, que Ricardo Arturo Serna Barajas reiteradamente insistió a los votantes ser un político distinto a los tradicionales, quienes se olvidan de sus compromisos, jurando una y otra vez que habría presencia constantemente en su Distrito IV de Álamo Temapache. Y además, se haría cargo de los problemas de la gente para hacer las gestiones pertinentes y que instalaría por toda la zona serrana, casas de atención ciudadana, promesa que hasta el cierre de esta columna fue incumplida.
Los habitantes, quienes votaron por él, están decepcionados, pues no se percataron u olvidaron que cuando fue Presidente Municipal de Álamo, dejó obras inconclusas y un literal “cochinero administrativo”, revelando su ineficiencia y falta de rigor administrativo en perjuicio de los ciudadanos.
Y como buen cínico, pues en esta Legislatura Local del Congreso de Veracruz, se ha caracterizado por ser integrada por cínicos, parásitos, inútiles y pocos teniendo el compromiso con la ciudadanía… Ricardo Arturo Serna Barajas, siendo un diputado improductivo, ahora se le ve de regreso en Álamo, buscando otro cargo, ya sea como Alcalde, Diputado Federal o lo que se pueda obtener. Y si no le alcanza para un puesto político, pretende incrustar bajo su propio criterio a Raúl Monroy, su antiguo Director de Fomento Social, para ser según él, el hombre idóneo para manejar los destinos del muy complejo municipio de Álamo Temapache.
Existe mucha confusión en el interior del PAN, pues no hay liderazgo y su dirigente estatal Joaquín Guzmán Avilés pretende seguir obedeciendo las indicaciones desde la Secretaría de Gobierno, a cargo de Eric Patrocinio Cisneros Burgos y además, estar rodeado de pillos, quienes se ostentan como panistas, pero en realidad negocian y acuerdan con Palacio de Gobierno. Y la confusión que se ha creado en el interior de Acción Nacional es monumental, pues la mayoría de los panistas consideran ser una indecencia política de varios impresentables, entre ellos Ricardo Arturo Serna Barajas, por su tosca intervención, luego de haber pasado casi dos años sin acordarse del Distrito que lo hizo ser diputado local.
Ricardo Arturo Serna Barajas ha sido poco participativo en la tribuna y ser considerado un calienta curules y levanta dedos, siendo improductivo y gris en su desempeño legislativo, ni tener la mínima imaginación para mostrar un contrapeso como parte de la oposición… El tránsito como diputado local de Ricardo Serna en el Congreso de Veracruz ha sido terrible y ominoso, porque las altas expectativas que generó se pulverizaron desde el momento en que se arrellanó en la curul, cuando el pueblo esperanzado y ahora decepcionado, le entregó sin reservas su voto.
Por último, hemos advertido los intereses de diputados de otros partidos como MORENA, motivando a pseudo periodistas a que realicen manifestaciones en contra de la administración municipal en Álamo Temapache, como el cibernauta Juan Javier Pérez Roldán, quien desde una página de Facebook se siente periodista y éste apoya a exintegrantes de Los 400 Pueblos, como Damían Cuervo Mejía, a quien se le apoyó y ayudó en contra de César del Ángel y ahora critica a la autora de esta columna como vil malagradecido, por seguir las siglas de MORENA. Lo mismo pasa con Ricardo Serna Barajas, quien olvida pertenencia a su Distrito, gratitud con los votantes y militancia con el PAN, anteponiendo su interés personal y convertirse en otro más de los diputados improductivos y sin ética, cobrando su sueldo cada quincena.
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