En política, como en la vida, esta frase es una gran verdad; refleja la congruencia que debemos tener al expresarnos, pero sobre todo, validar lo que somos y lo que hacemos. El gobernador de Veracruz sale en apoyo al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, asegurando que Veracruz recibe puntualmente el presupuesto designado a los Programas Integrales del Bienestar y exhortó a sus homólogos de la Alianza Federalista a reconocer estos apoyos.
Lo que el hijo del profe Atanasio no entiende es que, precisamente la alianza de gobernadores le reclama al Ejecutivo federal que, gran parte del dinero que se recauda fiscalmente, se utiliza para programas sociales de tinte clientelar y electoral. Por otro lado, el gobernador veracruzano con su gran boca sale a decir que: «El presidente está cumpliendo puntualmente con lo que se les otorga a los estados, que otros colegas no quieren reconocerlo por intereses particulares, allá ellos, pero en Veracruz somos transparentes y estamos muy coordinados con la política del Gobierno Federal porque nos ha traído grandes beneficios».
Resulta increíble que el gobernador no se haya dado cuenta del tamaño de cola que tiene, ya que habla de transparencia, mientras su primo carnal hace de las suyas con las finanzas de los veracruzanos. Por cierto, tampoco ha tenido el valor de aclarar de a cuánto fue su aportación económica para la campaña del histórico Porfirio Muñoz Ledo.
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