Cuitláhuac en el abismo
de las encuestas se hallaba.
Por ser Rey del Nepotismo
al infierno resbalaba.
Para ocultar su pecado
nepotista aunque le duela,
se ocultaba en el costado
de las faldas de la abuela.
Se tuvo que desenterrar
porque su nieto decía:
«No es mi primo Eleazar».
Al ciudadano mentía.
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