Los pinches jodidos, la infame fórmula que nunca falla para llegar al poder

Jodidos
Los pinches jodidos, la infame fórmula que nunca falla para llegar al poder FOTO: WEB
- en Opinión

Luis Ortiz Ramírez / En el mes de febrero del  2018, el precandidato del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) a la presidencia municipal de Jalpan de la Serra, Querétaro, Anuar Selmen González, aparecía en un video en el que se le ve  tomando tequila y presumiendo un fajo de billetes en la mano, al mismo momento en que dice: “Pinches jodidos asquerosos, vamos a chupar”. Ese video le costó ganar la presidencia, y refleja que la gente “jodida” solo es usada por los políticos para accesar al poder.

Candidatos buscaran a las clases pobres

Nunca se aparecieron por sus distritos, jamás buscaron a quienes los encumbraron en el congreso o  en una  presidencia municipal. Pero tenga la seguridad que a partir de diciembre regresaran, porque nuevamente necesitaran del poder de su voto. Usted no importa, importa su voto. Por eso le van a sonreír con una sonrisa farisaica, le darán tres láminas de cinc de las más baratas, le darán una despensa que no rebasa los trecientos pesos. Le restregaran en su cara que gracias a ellos y a su partido, usted disfruta de una pensión bienestar, que sus hijos reciben un apoyo económico cada dos meses y que gracias a sus gestiones, usted cada día vive mejor.

Habrá otros que será la primera vez que incursionaran, saben que en los puestos de elección popular es  donde se reparte el queso. Ahí está de ejemplo del compadre quien  no tenía en que caerse muerto y ahora que es regidor le da hasta para mantener dos casas. Son gente que ya conocen el camino, saben que se puede lucrar con la pobreza, saben que los pobres solo son el escalón para escalar a una mejor economía personal.

Los escrúpulos y los valores  no hacen falta en esta desenfrenada lucha por el poder, ¡total!,  esos salen sobrando. Aquí solo sobresale el hambre por el poder, las ganas de salir de jodido y poder comprar lo que siempre se ha soñado. Por eso hay que bañarse de pueblo, de sudor  y de mugre.

Los que ya han disfrutado de las mieles del poder, son una jauría hambrienta, no van a permitir que alguien les arrebate el hueso. No quieren volver a conocer la pobreza. Saben que sin el cargo oficial, son como cualquier hijo de vecino. Ya se acostumbraron a  los trajes de fino casimir, a  las guayaberas de lino murano personalizadas, no quieren dejar de usar calzado de marca, ni tampoco quieren que se alejen  y los abandonen la runfla de fieles y lacayunos aduladores que como rémoras les siguen  para que les sigan oliendo  sus flatulencias.

Quieren seguir comiendo a costillas del erario, prefieren seguir disfrutando de unos buenos cortes argentinos y una buena botella de Cabernet sauvignon, en lugar del agua de horchata y las tortas tiesas que comían antes de ser funcionarios. Por eso,  harán todo por no perder el poder. Saben que es tiempo de  buscar a la clase jodida, saben que es tiempo de  volver a prometer lo que no se cumplió. Es tiempo de contactar a los líderes mercenarios de carne de cañón,  es tiempo de volver a mover a la estructura del engaño.  Saben que como dice Maquiavelo, el fin justifica los medios.

Por eso hay que impulsar a la esposa, a la querida, a los incondicionales, entre más cargos se impulsen y se ganen,  más será el poder que se tendrá.  Por esa razón,  hay que bañarse de bondad, tratar de aparentar lo que no se es.  La clase política que quiere seguir conservando el poder, tendrá que recurrir a sus encantos, a sus prebendas, y porque no,  al engaño mismo. No hay de otra, ese es el mejor camino para disfrutar de las delicias del pinche poder.

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