Luis Ortiz Ramírez / Cuando se identificó por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en la República Popular China, los mexicanos veíamos muy lejano que la enfermedad por coronavirus (COVID-19), llegara a suelo azteca.
Muchos decían que eso le pasaba a los chinos por comer perros, ratas y en especial murciélagos. Sin embargo, el asunto comenzó a preocupar cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoció como una pandemia el 11 de marzo de 2020. De ahí en adelante el Covid-19 se expandió con una vertiginosa rapidez y con una alta letalidad en adultos de mediana edad.
Datos recientes de apenas la semana pasada, señalan que hay más de 33.5 millones de casos de la enfermedad en 218 países y territorios en el mundo (los cinco países con mayor número de infectados son Estados Unidos, India, Brasil, Rusia y Colombia), con más de 1 millón de muertes (los cinco países con mayor cantidad de fallecidos son Estados Unidos, Brasil, India, México y Reino Unido).
En México las autoridades de la Secretaría de Salud informaron este domingo 4 de octubre que el número de muertos por coronavirus en nuestro país llegó a 79 mil 88, mientras que los casos confirmados alcanzan los 761 mil 665. El panorama es verdaderamente desolador. El optimismo que mostraba López Gatell a finales de marzo ha desaparecido. También el optimismo del Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, brilla por su ausencia. El funcionario se la pasa diciendo que mientras no haya semáforo verde los alumnos y maestros no podrán regresar a las aulas.
Todavía recordamos como la Secretaría de Educación Pública (SEP) suspendió clases para 33 millones de estudiantes en México, del 20 de marzo al 20 de abril por la crisis del coronavirus. El mismo Esteban Moctezuma aseguraba que ante la situación, se adelantarían las vacaciones de Semana Santa para estudiantes de todos los niveles educativos.
Las autoridades educativas y sanitarias, incluyendo al propio presidente creían que sería asunto de unos cuantas semanas. ¡Que equivocados estaban!, y eso que en el momento del anuncio se reportaba apenas en el país, 26 personas infectadas. Hoy la realidad ha sepultado sus predicciones y los ha colocado en un incómodo lugar de mentiras, donde sus yerros demuestran su mal manejo de la peor pandemia en el mundo.
Ya han pasado más de seis meses de la estrategia de quedarse en casa y las cifras no ceden ni los estados pasan a semáforo verde. Aquellos que tienen que salir a las calles se quejan de que no hay gente para comercializar sus productos y servicios. La economía se encuentra estancada y no se ve remedio efectivo por parte del gobierno federal. En lo referente al regreso a clases de manera presencial, también se han perdido las esperanzas de que sea en las próximas semanas. Algunos maestros creen que el regreso a las aulas se deberá discutir con los propios padres de familia, ya que va de por medio la salud e integridad de sus hijos.
Llama la atención que el regreso de los burócratas y mayoría de empleados del gobierno federal regresaran a las dependencias de manera segura hasta el 4 de enero. Por lo que, por el momento se cree que las aulas se mantendrán vacías hasta la misma fecha.
Lo cierto es que exponer a más de 30 millones de alumnos por unos meses más, sería una estrategia fallida y se echarían a la basura los meses en que la ciudadanía se estuvo resguardando en casa. De manera que el magisterio mexicano de manera necesaria se está preparando con las diferentes plataformas para seguir dando sus clases en línea. Eso a pesar de los inconvenientes que presenta para las familias mexicanas, ya que muchos no cuentan con los medios electrónicos ni con el servicio de internet para recibir sus clases.
Además, el encierro rutinario ha ocasionado que muchos alumnos subestimen y le resten seriedad a las clases en línea, se ha sabido que en muchos casos los alumnos reciben sus clases en la cama y con ropa para dormir, muchas veces con la complacencia de sus padres.
Lo peor de todo, es que muchos mexicanos han demostrado una notoria irresponsabilidad y salen a las calles sin ninguna medida sanitaria, ocasionando que el número de infectados aumente. Así que por lo pronto, tanto padres, alumnos y maestros, será mejor que se vayan preparando, ya que el regreso a las escuelas de manera presencial, cada día se ve más lejano. Por cierto, se ha sabido que en cúpula gubernamental, que debido a que el descenso de la curva epidemiológica va muy lento, ya dan por un hecho que el ciclo escolar 2020-2021 se concluirá en las casas, aunque a decir verdad ese es un secreto a voces en los corrillos de la SEP.
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