Por supuesto, cuando López Obrador dice que, si el pueblo lo decide, él dejaría la presidencia para irse a su rancho en Palenque, Chiapas, está haciendo retórica, se está valiendo de la hipérbole, esa, «figura retórica de pensamiento que consiste en aumentar o disminuir de forma exagerada lo que se dice».
Este martes en su conferencia mañanera López Obrador volvió a la literatura, a la retórica de sus falsas intenciones: «Cómo se derrumban los gobiernos autoritarios, con la gente, con las grandes movilizaciones, sale el pueblo a la calle cientos, miles, millones, y en mi caso, a la primera manifestación de 100 mil y que yo vea que en las encuestas ya no tengo apoyo, a Palenque, Chiapas, ni siquiera espero la revocación de mandato, ahí nos vemos, porque tengo principios e ideales».
Suponga usted que se reúnen 100 mil personas en el Zócalo de la Ciudad de México, suponga que en un año el apoyo al presidente López Obrador baja y las encuestas le muestran números rojos, ya para ese entonces el presidente habrá encontrado una excusa efectiva para quedarse en el poder. Igual inventa una encuesta, una rifa o un volado; si cae águila dejó el poder, si cae sol me quedo otros seis años. Por qué en lugar de pensar en su salida no se pone mejor a gobernar.
Vamos México, fuera Lopez Obrador, ya le hiciste mucho daño a nuestro país