Durante muchos años, en el estado de Veracruz la Sección 32 del SNTE fue juez y parte en el ámbito educativo. Colonizó los puestos claves en la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), eran tiempos en que el callejismo, consecuentado por los gobernadores en turno, sobre todo los priistas, canjeaba su estructura y apoyo electoral por puestos de elección popular. Las claves, plazas y horas se repartían en el edificio del caracol y más tarde en el edificio más nuevo de la calle de Tepic, en la colonia Progreso. Fueron los tiempos de las vacas gordas para la peonada y para los alfiles del equipo político.
Inmediatamente colocaron a sus bendiciones en puestos de relevancia, muchos de ellos sin el perfil de maestros, otros fueron mandados a la Normal de Tampico para sacar un certificado exprés que les permitiera formar parte de la cofradía callejista. Desde luego que los segundos frentes de esta casta divina no podían quedarse afuera, sus amiguitas también recibían plazas directivas.
En esta jauja, los que salían perdiendo era la base, como decía un exsecretario seccional, «la perrada puede esperar… tú eres de casa, tú aguanta». Dentro de estos olvidados estaban los jubilados, pocas veces eran tomados en cuenta, sólo en épocas de renovaciones sindicales se acordaban de ellos, de ahí en adelante, los jubilados eran un cero a la izquierda. Por eso, hoy que salen a reclamar sus pagos y sus derechos, ¿acaso no se les hace que ese reclamo se puedo haber hechos desde hace mucho tiempo?
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