El secretario de Gobierno tiene la piel demasiado delgada para el puesto que ocupa. Un tipo como él debería tener la piel de tortuga, de rinoceronte. Pero apenas escucha algún reclamo justificado, el señor piensa que todo es contra él; tiene el ego tan inflado como la barriga. En apariencia Éric Cisneros Burgos hace un exhorto al senador Ricardo Ahued, quien pidió que se hiciera una revisión de los caminos, sobre todo las salidas de emergencia de la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde.
De inmediato Cisneros Burgos contestó: «No solamente hay que decirlo, hay que hacerlo, hay que participar. Los dichos se tienen que convertir en hechos. Yo invitaría al Senador y a todos los que quieran hacer que las cosas funcionen mejor, a que participemos viendo lo que sí podemos hacer y no solamente lo que pueden hacer otros».
En realidad Cisneros le hizo un reclamo pueril al senador, un reclamo de alguien que no sabe que Ricardo Ahued es de los pocos legisladores que han estado pendiente del tema de las tarifas de la Comisión Federal de Electricidad. Al confrontarse con Ricardo Ahued quien sale perdiendo es Éric Cisneros. El senador tiene un prestigio bien ganado, tiene congruencia e integridad. Éric Cisneros sólo tiene a Cuitláhuac García, que en términos políticos vale nada.
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