Una sola masacre ocurrida en cualquier gobierno, en cualquier régimen, debería ser algo para sentirse avergonzado. En México, durante el gobierno de Andrés López Obrador se han dado decenas de masacres; no es culpa de él, es responsabilidad de él. Al menos en Veracruz recordamos dos, la de Caballo Blanco y la de Minatitlán en el viernes santo. Ninguna de estas masacres ha tenido justicia. La masacre más sonada fue la que se perpetró en contra de los LeBarón.
El 4 de noviembre de 2019 un grupo del crimen organizado interceptó un vehículo en el que viajaban mujeres y niños. Los sicarios dispararon en contra del vehículo sin que les importara que había niños en el interior. Murieron 9 persona y hubo 6 heridos. 6 de los 9 muertos eran menores de edad; dos de esos menores tenían 8 meses de nacido. En su pelea contra Reforma, el presidente, pide que le pongan la primera plana del periódico y cuando la ve se burla: «Ahí están las masacres, jejeje».
El momento es grotesco, aunque se entiende que el presidente no se está burlando de las masacres, sin embargo, el presidente, en su afán de denostar a Reforma, no repara en la información: 45 masacres en su gestión como presidente. Después de eso, de la risa burlona hacia Reforma, López Obrador se contraría. ¿Acaso se dio cuenta de lo que acaba de suceder?
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