AMLO pide compren billetes para su rifa y no todos compran; pide firmas para enjuiciar expresidentes y no todos firman

Caos
Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB
- en Carrusel, Opinión

Armando Ortiz / El presidente López Obrador está perdiendo el punch, el toque, su carisma. En otras épocas una palabra suya significaba una orden que había que obedecer a toda costa. Pidió que se votara por los candidatos de Morena, sin siquiera pensar en quien se votaba, y ahí están las consecuencias. Gobernadores, senadores, diputados y alcaldes ineficaces, estultos, corruptos y deshonestos. Quizá de esos se dio cuenta ya el electorado; quizá se dio cuenta también de las obsesiones del presidente, de sus medias verdades, de su incongruencia y, después de los videos de Pío López Obrador, de su deshonestidad. Quizá por ello de los 30 millones que votaron por él, sólo una décima parte compró un cachito para la rifa del avión presidencial; menos de esos 3 millones que compraron un cachito, firmaron la propuesta de enjuiciar a los expresidentes. Antes eso, el presidente tuvo que salir al quite. Para que la rifa no fuese un fiasco (que finalmente lo fue) el mismo gobierno tuvo que comprar cachitos para regalarlos. Ante la falta de firmas para enjuiciar a los presidentes, López Obrador tuvo que mandar una propuesta al senado para la consulta de enjuiciar a los expresidentes. Finalmente, el punch político del presidente, está a la baja.

Por fin terminó la farsa de la rifa del avión; por cierto, el avión seguirá sin venderse

La rifa del avión se planteó ante la imposibilidad de venderlo. Nadie lo quiso, primero porque es muy caro, segundo porque hacerlo transporte de pasajeros salía muy caro y tercero porque el gobierno no quería perder el 50 por ciento del valor de un avión usado. Entonces a alguien se le ocurrió la “brillante” idea de rifarlo. Después se plantearon lo absurdo que sería si alguien se lo llegaba a sacar, le saldría más caro el caldo que las albóndigas. Entonces se les ocurrió que podrían repartir el dinero del costo del avión en unos cuantos ganadores. El problema se volvió asunto de estado pues ni siquiera los chairos quisieron comprar un cachito de 500 pesos; entendieron que era la rifa de un avión que no se rifaba. Para animar a las personas a la compra de boletos, el presidente dijo que el dinero sería para comprar medicinas e insumos de salud; ni con eso se alcanzó la meta de vender todos los boletos. Entonces el mismo gobierno tuvo que comprar boletos; el colmo de la farsa, el colmo del absurdo. Que el mismo gobierno compre boletos de su rifa, es un intento para evitar que el presidente quede como un tonto; pero los boletos no se vendieron precisamente por eso, porque el presidente, que promocionaba esa rifa, ya se veía como un tonto.

¿Sería prudente anunciar en redes que te ganaste un premio de la rifa del avión presidencial? Conozca el caso de Bazil Thorne y su hijo Graeme

Mucho cuidado. Ni se le vaya a ocurrir anunciar en redes que se ganó uno de los premios de la rifa del avión presidencial. Es más, si usted llegase a ganar algún premio millonario en cualquier rifa no cometa el error de presumirlo en redes sociales. Se han reportado casos de personas que ganaron millones en alguna rifa y que lo primero que hicieron fue hacerlo público, ya sea en redes sociales, en algún medio de comunicación o con la familia. En las redes se conoce el caso de Bazil Thorne. Resulta que “hace muchos años, el 1 de junio de 1960 el número ganador de la lotería de Australia fue el número 3932 y al día siguiente todos los medios de comunicación sacaban el rostro del feliz señor Bazil Thorne, quien mostraba orgulloso su boleto y anunciaba las muchas cosas que iba a realizar con la pequeña fortuna que acababa de ganar. Pero la alegría de la familia duró poco más de un mes. El 7 de julio, mientras se dirigía a la escuela Graeme, el hijo de ocho años de edad del matrimonio Thorne, desapareció sin dejar ni una sola pista. Pocas horas después recibieron en el domicilio una llamada que anunciaba el secuestro del pequeño y solicitaba un rescate de 25 mil libras”. La policía involucró a los medios de comunicación, por lo que se cometieron varios errores dando como resultado que el pequeño Graeme fue encontrado muerto a los pocos días. Este es sólo uno de los muchos ejemplos que se pueden relatar. Así que, si resultó afortunado con un premio, mejor no lo presuma ni lo ande diciendo a nadie que no sea su familia más cercana; o mejor ni a ellos.

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