Dice el dicho, “o todos coludos, o todos rabudos”; otro dicho dice, “o todos hijos, o todos entenados”. Esto lo anotamos porque desde la presidencia López Obrador ha impulsado la idea de que el pueblo sea el que decida sobre llevar a juicio a expresidentes. Las huestes de Morena, que son las del presidente, salieron a la calle para hacerle el caldo gordo, a pesar de que esa encuesta pasa por encima de la presunción de inocencia y de las propias leyes. Si hay evidencia, pruebas, testimonios de que alguien ha cometido un delito, no se necesita una encuesta para decidir si se debe o no denunciar.
Pues a este absurdo, en el puerto de Veracruz, así como en Boca del Río, también se abrieron módulos para solicitar firmas, pero firmas para ver si se enjuicia o no a Pío López Obrador, el hermano incómodo de presidente que fue captado recibiendo “aportaciones” por parte de un operador de Manuel Velasco, entonces gobernador de Chiapas.
Ahí hay evidencia, ahí hay una ley que dicta que los partidos políticos no pueden recibir ni sobornos ni “aportaciones”. Entonces, ¿por qué no se llama a declarar al sujeto, si a ojos vistas está infringiendo una ley? Para eso no se necesitan recopilar firmas.
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