Tuvo que ser el presidente López Obrador el que pusiera orden y fin a las aspiraciones del diputado troglodita Gerardo Fernández Noroña, quien ya se veía presidiendo la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Las maniobras del PT, encabezadas por Noroña resultaron repugnantes, incluso para los mismos morenistas, pues el PT se aliaba con personajes que habían repudiado al propio presidente López Obrador. El PRI estaba muy tranquilo, confiando en que se respetaría la legalidad y la presidencia se la otorgarían a ellos, como se propuso en un principio.
Pero fueron las palabras del presidente López Obrador las que zanjaron definitivamente el asunto. En su conferencia mañanera de este lunes el presidente dijo: «Creo que hay que respetar la legalidad, y no hacer lo mismo que antes, nada de maniobras por cargos, es decir, hacer cosas que a todas luces son indebidas, se tiene que respetar la ley, el reglamento. Actuar con rectitud, no estar maniobrando de última hora, por los cargos no es triunfar a toda costa sin escrúpulos morales, esto perjudica al partido que lo hace, porque le perjudica, porque en este caso le da argumentos al conservadurismo».
A Gerardo Fernández Noroña no le quedó de otra que meter la cola entre las patas para correr a llorar a su esquina legislativa. ¡Pobre diablo!
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