En las últimas semanas en la Ciudad de México se han venido registrando encuentros entre ladrones y ciudadanos que con tal de frenar la violencia llevan a cabo justica por propia mano. En una combi amagaron a un ladrón que no pudo escapar y se llevó una fuerte golpiza. En un mercado dos ladrones fueron perseguidos por los comerciantes a los cuales asaltaban y en la persecución detuvieron a uno, el cual recibió una fuerte golpiza. En esta ocasión en la Colonia Renovación en Iztapalapa una banda de cinco ladrones intentó entrar a un domicilio a la fuerza y en el intento fueron sorprendidos por los vecinos los cuales se dispusieron a frenar el asalto.
De los cinco ladrones que pretendían entrar al domicilio capturaron a uno y este perdió la vida de tantos golpes propinados por los vecinos. La policía llegó minutos más tarde, levantaron al ladrón apaleado y se lo llevaron de ahí para evitar que la gente continuara golpeándolo. El delincuente falleció en la patrulla antes de llegar al hospital.
Las personas en la Ciudad de México al ver que la policía no puede frenar los robos y asaltos o en algunos casos están coludidos con los delincuentes empiezan hacer justicia por su propia mano. Ante este tipo de situaciones surge la polémica sobre si es válido que los vecinos, hartos de tanta delincuencia, hagan justicia por propia mano. El sentido común nos dice que lo correcto es que sea el estado el que imponga la justicia; pero el estado ha sido rebasado.
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