Lo que sucedió en el Congreso con el caso del municipio de Actopan es un ejemplo de lo que puede pasar cuando se pone a un grupo de simios rabiosos a legislar. Esos legisladores, encabezados por Juan Javier Gómez Cazarín, se pasan por el arco del triunfo las leyes y las constituciones, pues creen que su calidad de diputados se los concede. Con la complicidad del estado, particularmente del secretario de Gobierno y de su perro guardián, Hugo Gutiérrez Maldonado, y con el apoyo de la fiscal espuria, creen que pueden amagar a cualquier funcionario público, hacerlo renunciar y poner a quien ellos quieran.
Eso fue lo que pasó en Actopan, donde se transgredieron tantas leyes que la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación tuvo que intervenir. Quitaron un alcalde con el amago de meterlo a la cárcel por una denuncia presentada ante una Fiscalía cómplice. Detuvieron a la síndica de Actopan para que se viera que iban con todo.
Luego amenazaron entre varios diputados al alcalde suplente, para que no estuviera solicitando que lo llamaran a tomar posesión, y después pusieron a un monigote que, como chivo en cristalería, por donde se moviera causaba un desastre. Hoy la sala regional de la SCJN determina que el alcalde original debe seguir en el puesto, o en caso de que no pueda, debe ser el suplente y no un interino, figura inventada por estos simios del Congreso, que creen que pueden hacer lo que se les antoje.
Excelente nota. Bien por la SCJN.