Dice el dicho que quien no quiere ver fantasmas, pues que no salga de noche; otro dicho dice que en boca cerrada no entran moscas y una sentencia más reza: “Con qué pequeño fuego se incendia un enorme bosque”. La única responsable de sus dichos es Beatriz Gutiérrez Müller, ella es responsable de lo qué dice y de cómo lo dice. El responsable no es López Obrador ni el gobierno de la República. Si Beatriz Gutiérrez Müller lanza un mensaje vía Twitter sabe que la gente entenderá que es lo que ella piensa; si responde a una réplica o a una solicitud amable, es ella la responsable, no el presidente. Entonces, por qué el presidente de México dice: “Es conmigo, no con ellos”.
Por supuesto se refiere al hecho de que el responsable de los cambios que se llevan a cabo en el país es él, no su esposa y mucho menos su hijo. El presidente, como buen padre de familia defiende a su esposa y a su hijo; está muy bien.
Sin embargo, su esposa es adulta y es responsable de lo que dice y de cómo lo dice, y los reproches por su mala actitud, por sus respuestas poco empáticas son para ella, no para su esposo ni para su Cuarta Transformación. No debería minimizar el presidente la mala actitud de su esposa, quien, como reza la máxima, “la esposa del César no sólo debe ser honesta, sino parecerlo”. La esposa de López Obrador no sólo debe ser “profundamente humana” como se califica, sino que debe demostrarlo hasta en sus respuestas.
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