Morena es un partido político que se contaminó seriamente desde antes del triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del 2018. Ya para entonces muchos políticos emergidos del PRI, quienes fueron relegados por su ambición o por la ambición de otros, buscaron a los inexpertos dirigentes de Morena en cada estado, en cada ciudad, en cada distrito y se les montaron. Después de eso, la ruleta de Morena que permitió que gente de la más baja calaña accediera a un puesto de elección popular sumó un buen grupo de tipos que no tienen la menor idea de lo que es la política ni el servicio público.
Todo eso lo sabe López Obrador y por ello se ha ido abriendo de ese partido. Pero Muñoz Ledo es más claro y ha criticado la actitud de muchos diputados de Morena que sólo van a la Cámara de Diputados a levantar el dedo a favor de cualquier propuesta y a lambisconear a los líderes quienes a su vez sólo lambisconean al presidente de México.
Y como ya les es incómodo, ya hasta quieren sacar a Muñoz Ledo del partido, pero él les contesta: «Circulan versiones de que he renunciado a Morena, nada más falso. Soy fundador del movimiento desde 1986. En el partido hay diferentes morenas: en un extremo los serviles que se someten a la “línea” para conseguir un hueso. Y en otro los congruentes que luchamos por la preservación y aplicación de los principios que la gente aprobó con su voto. Que se vayan del partido los lambiscones y corruptos. Nosotros nos quedaremos». El problema es que si se van los lambiscones y corruptos, se tendría que ir media Morena.
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