Rueda y literatura dos motores indispensables

Literatura
Literatura, libros FOTO: WEB
- en Opinión

Alberto Calderón P.* / El dinámico movimiento que se desarrolla en nuestro planeta tiene un principio que sigue siendo único con la invención de la rueda, ese avance tecnológico que permitió muchas posibilidades en traslados y conocimiento de otras gentes, sus costumbres, en general su cultura.

Desde hace unos seis mil años por lo menos se inventó la rueda en los tornos de los alfareros, pero fue hasta que a nuestros antepasados se les ocurrió colocar un eje entre dos ruedas que el mundo cambió y con ello lo hizo la cultura, si hicieron caminos entre las poblaciones cercanas en un inicio y así poder trasladar mercancías, las restricciones impuestas por la propia naturaleza se fueron superando, el asilamiento de las comunidades dejó poco a poco de ser un obstáculo para los traslados.

La gente se conoció más y mejor, se compartieron sus habilidades, sus costumbres, la sociabilidad permitió que el conocimiento propio se expandiera se mezclara con el de otras culturas permitiendo la riqueza intelectual. La rueda sigue girando desde las que se crearon con madera para las carretas y carruajes, pasando por las metálicas sobre rieles, de la tracción humana a los motores de combustión interna cada vez más sofisticados. Ya el intercambio de mercancías y el conocer otras culturas lo había brindado el transporte marítimo.

Toda evolución deja su huella plasmada en lo realizado por medio del registro en la palabra escrita, el invento más notable de la humanidad que nos llevó a un largo proceso evolutivo, facilitando la comunicación y con ella su capacidad de memoria y el desarrollo de la diversificación intelectual, plasmada desde la escritura en piedra, la madera y posteriormente la corteza de los árboles, las pieles de animales y otros materiales donde la escritura fue dejando su registro en los pliegos más sencillos, tablillas, pasando por los rollos y diversas formas y materiales hasta llegar a un libro, preciado tesoro para preservar el recuerdo y conocimiento.

Mencionaba Humberto Eco acerca de los libros que es como la rueda, el martillo o las tijeras, fueron inventos completos, una vez realizados no se puede hacer con ellos algo mejor, así como la facilidad de transportarnos a sitios desconocidos montados en dos ruedas, tres o cuatro o más, para admirar el paisaje, visitar lugares desconocidos, transitar en un acto reflexivo en una carretera, de igual forma el libro nos traslada a mundos reales o imaginarios, nos hace expandir nuestros sentidos, nos ayuda a articular de una mejor forma nuestra vida personal y la interacción con los demás. Todo el conocimiento asimilado en sus páginas que espera sea abierto para ofrecernos todas sus posibilidades de conocimiento y recreación, muchas veces pasa desapercibido para nosotros, lo vemos como un objeto lejano, debemos acercarnos a ellos, nos ofrecen lo mejor de sus cualidades, nos nutre como el alimento necesario para ser más racionales y no nos sorprendan y nos dejemos llevar por voces que liderean masas a partir del engaño por nuestra falta de conocimiento, no veamos al libro con indiferencia, intentemos abrir uno leamos, si no nos atrae tomemos otro, profundicemos en su mensaje, su propuesta, solo eso nos permitirá ser más libres.

 

*Miembro de la Res Veracruzana de Comunicadores (REVECO)

Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, reescrito o distribuido sin autorización.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *