En el búnker del amo y señor de la 4T hay seria preocupación para dar y prestar. Los analistas más cercanos al presidente le han señalado al de Macuspana, Tabasco el peligro latente de perder el tercer bastión electoral más grande del país. El 31 de diciembre de 2021 se les acaba el dulce a 212 alcaldes y, por lo tanto, habrá elecciones intermedias, mismas que podrían ser un buen termómetro de la guerra descarnada que se llevará en el 2024. El partido del presidente se encuentra en Veracruz como balón de futbol de rancho, desinflado y deshilachado. El trabajo del alcalde de la capital del estado es errático, no tiene pies ni cabeza.
Las calles están deshechas, las esquinas lucen llenas de basura, no hay presencia cultural ni un plan de apoyo para las colonias marginales. Ciudades importantes como Coatzacoalcos son una verdadera decepción, los empresarios se quejan del alto índice de secuestros y levantamientos, los mismos ciudadanos señalan que Víctor Carranza Rosaldo no sabe gobernar. En Emiliano Zapata, donde había esperanzas de que Jorge Alberto Mier Acolt hiciera bien las cosas, este fue atrapado por sus propios beneficios y por los propios intereses de Morena.
En Minatitlán, los malosos han hecho de las suyas, Nicolás Reyes Álvarez no ha podido con la ola de inseguridad. En Poza Rica, Francisco Javier Velázquez Vallejo, tiene atadas las manos por el narco. Pero lo que le pega en toda la madre al partido Movimiento de Regeneración Nacional es el burdo y tosco trabajo del gobernador. Ahora entendemos porque los focos rojos están prendidos de hace meses en el búnker de los jorocones morenistas. Hay riesgo muy concreto de que Morena sufra un fuerte descalabro en Veracruz.
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