En la película Tizoc magistralmente interpretada por el ídolo del pueblo, el padre de la niña María, ve pasar a una india menuda y delgada y se le queda mirando relamiéndose los bigotes, su compadre le reclama, “pues no que no quieres a los indios”, y él contesta, a los indios no, pero a las indias sí. De acuerdo con cifras del gobierno federal, en México hay 68 pueblos indígenas y 25 millones 694,928 personas que se autodescriben como indígenas, cifra que representa 21.5 % de la población total del país.
En nuestro país tenemos más 68 etnias importantes regadas a lo largo del país. Muchos han emigrado a las grandes ciudades debido a la falta de oportunidades para mantener a sus familias. Otros optan por correr la aventura de buscar oportunidades en país del norte.
Allá sufren humillaciones discriminación por su idioma su apariencia y sobre todo por su color de piel. No obstante, en nuestro país, esa situación se repite cuando alguien de rasgos indígenas o latinos pretende ingresar a playas que los hoteles se han adjudicado, o cuando intentan ingresar a un centro nocturno, donde las entradas son controladas por cadeneros.
Y es que, el grueso de los trabajadores que desempeñan trabajos de jardinería, limpieza, y de servicios, son desempeñados por mexicanos con rasgos indígenas. Desgraciadamente los medios de comunicación han estereotipado la imagen de éxito, al relacionarla con gente anglosajona, blanca, delgada, bella y con buena ropa, cuando en la realidad el mayor índice de la población mexicana es compuesta por gente baja de estatura y con un tono de piel morena. Afortunadamente, esas barreras clasistas poco a poco, van desapareciendo.
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