El presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia de la República con un estandarte muy claro y preciso, los vicios de los gobiernos anteriores se debían de desterrar, entre ellos el nepotismo y el influyentismo. No se esperaba menos. Sin embargo, en estos 18 meses que ha gobernado la Cuarta Transformación, nos damos cuenta que el nepotismo y el influyentismo son dos vicios que no sólo persisten, sino que se han institucionalizado. En Xalapa, por ejemplo, la “reina del nepotismo” es Rosalinda Galindo, quien tiene a toda la familia en las diferentes nóminas, estatales y municipales.
365 mil pesos mensuales cobran en conjunto los familiares de esta diputada nepotista. Por cierto, a pesar de la denuncia y as pruebas, ninguno de sus familiares renunció a su sueldo. A nivel federal Luisa María Alcalde justifica que ocho de sus familiares estén en nómina, laborando en diversas dependencias a nivel federal o en cargos del partido Morena. La secretaría del Trabajo, Luisa María Alcalde, encuentra muchas razones, válidas para ella, para tener a sus familiares ganando muy buenos sueldos en el gobierno federal.
Ella responde que cada uno de sus familiares es responsable de su propia historia, por lo que le parece correcto que sus familiares puedan llegar a buscarse un futuro en el país. Ella no toma en cuanta que estos familiares aprovechan tener a una persona cercana al presidente López Obrador, quien de alguna manera respalda, condiciona y favorece su contratación en el gobierno de la 4T. A ella le parece correcto lo que AMLO pregonaba, hasta hace unos meses como incorrecto.
Lamentable que sin argumentos reales, calumniando, se sume a una campaña de linchamiento de anónimos que se han sentido agredidos por quererse aplicar la ley. Venal