En unas cuantas semanas, los alumnos del sistema básico concluirán el ciclo escolar 2019-2020, es muy probable que éste haya sido el año académico más complicado y extraño de sus vidas. Nadie puede negar en su juicio sano que la crisis sanitaria del Covid-19 nos obligó a encerrarnos en casa sin previo aviso y que nuestros hijos tuvieron que adaptarse a continuar estudiando a distancia, rodeados de un panorama un tanto incierto y desolador. Esta pandemia llegó sin hacer miramientos ni distinciones sociales, provocando que los gobiernos locales le prestaran la atención debida, de lo contario, se pagarían las consecuencias a un precio muy elevado.
En estos momentos, tanto maestros como autoridades se comunican por medio de teléfonos celulares o por sus computadoras. Reciben instrucciones por aplicaciones que les permiten estar en contacto de manera digital. Es un hecho que las evaluaciones serán mediante línea. Aún no sabemos cómo se regresará a clases para el próximo ciclo escolar, es un hecho que la vida, antes del 20 de marzo, ya no volverá a ser igual, casi todo cambiará.
Desde la salida de casa, se supone que el alumno deberá traer su cubreboca, bien bañado y alimentado, en caso de que exista síntomas de gripe o algún problema de tos, no podrá asistir a la escuela. Durante su traslado se tendrá que respetar los protocolos de sana distancia. En la entrada de los planteles escolares habrá otro filtro con los implementos necesarios para esterilizar las manos tanto de alumnado como del personal académico.
Las aulas deberán ofrecer suficiente espacio para seguir respetando la sana distancia, éstas deberán contar con internet. Los contenidos digitales se tendrán que fortalecer y muchos docentes se tendrán que actualizar y capacitar. Será indispensable contar con suficiente información de los gobiernos locales, no podemos seguir viviendo con incertidumbre. La humanidad entrará a una nueva etapa, una etapa llena de sorpresas en la que se pondrá en juego nuestra propia sobrevivencia.
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