Tiempo y circunstancia en educación: ya casi es la hora

Educación
Escuela en México (imagen ilustrativa) FOTO: WEB
- en Opinión

Ricardo Aguilar Gordillo / Lo que en un principio fue una decisión correcta como la suspensión temporal de clases ha devenido en una incertidumbre que han motivado discordia en el sector educativo, pues, aunque originalmente se fijó un plazo para reanudar las labores escolares éste se ha ido posponiendo ante la dinámica todavía incomprensible de la pandemia que nos afecta.

De tal manera que hoy a más de 60 días de que las escuelas están cerradas, seguimos en medio de la incertidumbre, preguntándonos ahora sí reanudaremos clases, si lo hacemos ¿En qué condiciones laborales, de infraestructura, de equipamiento, etc.? ¿Con qué parámetros sanitarios y pedagógicos ? ¿será conveniente?; y si no, ¿Cómo concluiremos el ciclo escolar? ¿Cómo evaluaremos en el marco de una educación a distancia? En resumen: ¿en qué condiciones y con qué elementos continuarán maestros y alumnos el próximo ciclo escolar?

Estas preguntas tienen su origen en legítimas preocupaciones de maestros y maestras que diariamente hacen hasta lo imposible por dar continuidad a los aprendizajes de millones de estudiantes, pero sobre todo ante la falta de una ruta estratégica ante la contingencia educativa.

Hasta ahora ninguna autoridad o gremio sindical ha presentado un esquema pedagógico serio e integral que haga frente al COVID-19 en el entorno escolar, que permita el óptimo desarrollo de los aprendizajes y que salvaguarde a la vez la salud de niños, niñas, adolescentes, maestros y padres de familia.

Hasta ahora hemos sido testigos únicamente de decisiones apresuradas que buscan “tapar huecos” mas que afrontar la problemática.

Y si hasta hoy ha funcionado precariamente “la actividad educativa a distancia” -única alternativa viable por ahora- se debe en gran medida a la voluntad de un magisterio comprometido -que a su vez es Maestra/o de sus propios hijos y hasta nietos, y a la solidaria cooperación de los padres de familia; pero sucede que a estas alturas del partido ni padres de familia ni maestros estamos dispuestos a permitir que estas ausencias y devaneos institucionales continúen en la misma tesitura.

Afortunadamente hay tiempo para corregir; pero para ello tiene que haber voluntad e interés de las autoridades educativas y un Sindicato firme, certero y serio en sus planteamientos no solo laborales, en este momento más que nunca hace falta una representación sindical que promueva la convergencia de talento y compromiso entre todos los actores de la educación.

Voluntad que en otros escenarios alternos no se ha visto, peor aún, ha sido mellada y afecta claramente el ambiente de certeza y construcción requerido en estos momentos.

Por ejemplo en el ámbito laboral del maestro mexicano, en el discurso oficial se ha reiterado que habrá democracia sindical conforme a la nueva Reforma laboral pero en la práctica, y particularmente en este periodo de emergencia sanitaria, se ha fomentado una relación extraña entre la propia autoridad educativa y un sindicato magisterial que además de ilegitimo, genera desconfianza e incertidumbre a las y los docentes de México.

Luego entonces, ante los retos y serios problemas actuales ¿Seguiremos en estos escenarios de conveniencias inmediatas para postergar plazos de liderazgos caducos que aprovechan escenarios complicados para apuntarlas sus endebles bases o haremos de la palabra un compromiso fiel que permita la reintegración magisterial para la mejora del entorno educativo y sobre todo, aportar y vencer la severa crisis actual en la educación, la economía y en la salud? El Magisterio Nacional se ha distinguido siempre por su solidaridad, por su gran capacidad de gestión y amplia presencia social para ser solidarios ante los retos nacionales ¿Qué conviene más para la educación mexicana? Usted opine…

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