Cuitláhuac y el “Traje nuevo del Rey”

Patrullas
Xalapa, Ver. Cuitláhuac Garcia Jiménez FOTO: MIGUEL ÁNGEL CARMONA/FOTOVER
Miedo a revocación lo corrompe todo
Partidos tan corruptos como diputados

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / NO SORPRENDE que diputados del PAN, PRI, PRD, Partido Verde y Movimiento Ciudadano hayan dado su brazo a torcer para que el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez pueda permanecer en el cargo hasta 2024, sin ser sometido a una consulta popular de revocación de mandato, o para que el periodo de los alcaldes pase de cuatro a tres años, o que se reduzca el financiamiento de los partidos, etc. etc. Lo que asombra es el miedo del titular del Ejecutivo Estatal que contrario a su Mesías, no está dispuesto a someterse a ese pueblo que pone y quita, temeroso acaso de los paupérrimos resultados que ha ofrecido, y que lo convierte en uno de los mandatarios más rechazados, cuestionados y vilipendiados a poco más de un año de haber asumido al poder, y por ello no escatima, como lo han hecho el PAN y el PRI cuando ejercieron el mando, en comprar conciencias (o inconciencias) de legisladores sin convicción pero con enormes conveniencias con tal de seguir, porque a pesar de los yerros, ya se envició con el poder, ya le gustó, sobre todo cuando correligionarios le dicen que es el gobernante que baila más bonito, y aunque no lo sea, el que mejores discursos y propuestas hace. Algo así como “El traje nuevo del emperador” de Hans Christian Andersen que relata la historia o fábula de un rey tonto y necio al que, sin embargo, le encantaban los trajes más que cultivarse, destinando toda su fortuna a comprarlos de todo tipo y colores, a tal grado que llegaba a desatender a su reino, pero no lo podía evitar; le encantaba la vanidad o frivolidad de verse vestido con un traje nuevo y vistoso a todas horas, más que gobernar.

SABIENDO SUS debilidades, un día llegaron al reino unos impostores que se hacían pasar por reconocidos tejedores, presentándose delante del emperador diciendo que eran capaces de tejer la tela más extraordinaria del mundo. ¿Y qué tiene esa tela de especial? Preguntó el Rey: -Que se vuelve invisible a ojos de los tontos y necios, y de quienes no merecen el cargo que ostentan. -¡Entonces hacedme un traje con esa tela, rápido! Os pagaré lo que me pidáis, dijo el gobernante. Pasado un tiempo el emperador tenía curiosidad por saber cómo iba su traje pero tenía miedo de ir y no ser capaz de verlo, por lo que prefirió mandar a uno de sus ministros. Cuando el hombre llegó al telar se dio cuenta de que no había nada y que los tejedores eran, en realidad, unos farsantes, pero le dio tanto miedo decirlo y que todo el reino pensara que era estúpido o que no merecía su cargo que permaneció callado y fingió ver la tela. -¡Qué tela más maravillosa! ¡Qué colores! ¡Y qué bordados! Iré corriendo a contarle al emperador que su traje marcha estupendamente. Tras recibir las noticias de un segundo enviado, el emperador no pudo esperar más y decidió ir con su séquito a comprobar el trabajo de los tejedores, pero al llegar se dio cuenta que no veía nada por ningún lado y antes de que alguien se diera cuenta de que no lo veía se apresuró a decir: – ¡Magnífico! ¡Soberbio! ¡Digno de un emperador como yo!. Su séquito comenzó a aplaudir y comentar lo extraordinario de la tela, tanto que aconsejaron al emperador que estrenara el traje en el próximo desfile. Llegado el día comenzaron a vestirlo, y como si se tratara de un traje de verdad le iban poniéndole cada una de las piezas. El emperador se miraba ante el espejo y fingía contemplar cada una de las partes de su traje, pero en realidad seguía sin ver nada aunque no lo decía por miedo que lo llamaran tonto. Cuando estuvo vestido salió a la calle y comenzó el desfile y todo el mundo lo contemplaba aclamando la grandiosidad de su ropaje, hasta que un niño comenzó a gritar: ¡El emperador va desnudo!, y todos rieron corroborando la necedad del Rey, y aunque estaba seguro que el pueblo tenía razón, continuó su desfile orgulloso y fingiendo una sabiduría que no poseía.

POR ESO decíamos que no debe sorprender el que los mercenarios legisladores que se prestaron a la confección del “Nuevo traje del Rey” hayan votado a favor de una reforma electoral que seguirá engañando al mandatario. A ellos no les importa Veracruz sino los beneficios económicos y políticos que reciben a cambio, ya que se trata de elementos de la peor calaña que en el pasado reciente han incurrido en traiciones y otros actos deleznables. Más bien a quienes debería preocupar la actuación de sus diputados son a los dirigentes de partido que, a decir verdad, tras la derrota ante el Movimiento de Regeneración Nacional se han alejado de sus bases, gobernantes y representantes. Porque ya nadie respeta ni a Marlon Ramírez Marín, del PRI, como tampoco a la dirigencia colectiva del PRD, o al Comité Directivo Estatal del PAN, y qué decir del Partido Verde Ecologista cuyos dirigentes están más preocupados en los negocios y en sobrevivir, aliándose incluso con MoReNa que en preservar a ese instituto que lo mismo ha sido satélite de Acción Nacional o del Revolucionario Institucional, sabedores de que son como esa preparatoria o universidad a la que acuden todos los reprobados de otros colegios.

Y SI bien la “reforma electoral”, al igual que la Ley Bonilla podría ser echada abajo con una o varias acciones de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo cierto es que los diputados envilecidos y prostituidos ya cobraron –como lo hicieron los bajacalifornianos-, y eso ya nadie se los quita, los expulsen o no de sus respectivos partidos, algo que no debería sorprender a las dirigencias considerando que en otros sexenios hicieron lo mismo cuando ejercieron el control legislativo, o si no ¿cómo llegaron Fiscales y titulares de organismos “autónomos” al poder?. El que ahora digan que iniciaron procesos de expulsión contra cinco legisladores no deja de ser una hipocresía producto del ninguneo a que fueron sometidos por quienes deberían tomar opiniones, consejo o línea de sus dirigencias.

RESPECTO A la versión de Jorge Carvallo en torno a Héctor Yunes, de que maneja a su antojo a los diputados locales del PRI, más bien el reclamo debería ser para Marlon Ramírez, aunque, por otra parte, de Yunes Landa nada sorprende: ha sido un hombre oportunista, negociador a conveniencia y más interesado en el dinero que en las convicciones políticas o idealistas, y acaso por ello perdió la elección de gobernador cuando fue candidato. Muchos recursos, dicen los que saben, no fueron usados en lo que debían aplicarse y las consecuencias no se hicieron esperar, por lo que no sorprende, tampoco, los encuentros que ha sostenido con el actual gobernador Cuitláhuac García Jiménez, y en ese tenor no extraña el golpeteo que ha iniciado contra el empresario y político, Ricardo Ahued argumentando que sustituirá a García Jiménez en Diciembre, en un acto que pareciera inducido desde palacio para contraproner al empresario y político con el Presidente López Obrador. En fin, esto de la política, a decir verdad, sigue siendo un asco –y, también, el periodismo, por supuesto, y basta ver a los “mañaneros” o halagadores de ciertos legisladores financieros en tiempos de crisis-. Así de simple. OPINA [email protected]

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