El pueblo me puso y el pueblo que me quite, eso ha dicho el presidente de México. Sin embargo, levantó mucho resquemor entre los diputados y senadores que fuera el propio jefe del poder Ejecutivo federal quien pidiera que la revocación de mandato se adelantara para el 2021, año en que se celebran las elecciones intermedias y se pondrán en juego las preciadas curules de diputados y senadores. Se sabe que entre gente cercana al presidente Andrés Manuel López Obrador, existe seria preocupación debido a que, en las últimas encuestas, Morena acapará el 18 por ciento de las preferencias de los electores, 15 puntos menos que en enero pasado, cuando registró 33 por ciento y 28 puntos menos que el nivel máximo de apoyo que alcanzó a tener durante los primeros meses del gobierno de AMLO, de 46 por ciento.
Por esa razón es que varios gobernadores de esta organización política están renuentes a la revocación de mandato en sus propios estados. En el caso del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, se resiste a poner en la balanza su gobierno. Sabe que la mayoría de los veracruzanos le darían una patada por el trasero. Y, no es para menos, en cualquier rubro que se analice, sea el de educación, seguridad, salud, justicia, finanzas, o turismo, no hay avances.
Este gobierno sólo se ha caracterizado por la frivolidad de su gobernante, de su falta de experiencia para gobernar y de su indolente desdén hacia los medios de comunicación. Por esa razón se mete y se refugia en los diputados de su partido. El hijo de Atanasio García tiene miedo de ser juzgado por el pueblo. No obstante, los meses pasan, se acerca diciembre y Cuitláhuac García sabe que tendrá que entregar cuentas al pueblo de Veracruz y a su mecenas político, que por cierto no está muy contento con su trabajo y el de sus hijos putativos, que sólo vinieron hacerse ricos a cosillas de los veracruzanos.
Comentarios