Para que nos demos cuenta de los dilemas éticos a los que obliga la pandemia de coronavirus, sólo hay que asomarse a la Guía Bioética que aprobó la Secretaría de Salud. En esta guía queda muy claro que en caso de que se tenga que decidir entre dos personas, una joven y otra anciana, la guía optará más por los años por vivir, que por los años vividos.
El periodista Manuel Rosete nos presenta un dilema hipotético, que esperemos no moleste a los chairos: «En el hipotético caso de que el joven fortachón y corrupto exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, de 47 años de edad, y Andrés Manuel López Obrador, de 67 años, hipertenso y con un infarto al miocardio como antecedente, coincidieran en una clínica de Covid-19 para casos de gravedad extrema, y tuvieran que someterlos al protocolo de la “Guía Biotécnica de Asignación de Recursos de Medicina Crítica”, ¿a quién dejaría morir el brillante epidemiólogo Hugo López-Gatell?, pues a López Obrador, en aplicación estricta de la guía, aunque códigos de ética elemental digan lo contrario».
La Guía Bioética ha generado muchas discusiones, sobre todo porque son pocos los elementos que se toman en cuenta para decidir, es decir, vida por delante y vida por detrás. Esto, aunque el que tiene la vida por delante, le haya valido madres la cuarentena.
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