Matarían a los viejos y salvarían a jóvenes

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / NO TODOS los mexicanos, aunque así lo desearan, podrían quedarse en casa ante la pandemia del Coronavirus, y lo peor es que el Gobierno Federal tampoco hizo grandes esfuerzos para obligar a la población a permanecer en el hogar ante la posibilidad de contagios expansivos que afecten al resto de la familia de positivo. Y no lo hizo porque el Presidente Andrés Manuel López Obrador, en un gesto arrebatado, puso el mal ejemplo al mantener las infructuosas giras y reuniones al interior del país mandando un mensaje de insolente anarquismo a la sociedad, y fue hasta que la fase dos estaba a todo lo que da que decidió atender las recomendaciones del equipo médico al que, por otra parte, en más de una ocasión “mandó al diablo” –como alguna vez lo hizo con las instituciones-. AMLO se mostró irreverente contra las indicaciones del sector salud que, por miedo a ser regañado o hasta cesado, le llevaron la corriente hasta que ya era imposible mantenerlo en las calles repartiendo abrazos y besos como si fuera un chiste, olvidando que muchas personas lo ven como ejemplo, no porque sea Andrés Manuel López Obrador sino porque se trata del mismísimo Presidente de México, y en ese tenor fue inculcando en sus seguidores la desobediencia civil que actualmente se sigue observando, y que se quiera o no aceptar, va a ser motivo de muchos contagios y muertes como ya se comienza a observar en la curva de contagios y fallecimientos. AMLO ahora está refugiado en su palacio, con vallas alrededor del mismo para que nadie se acerque, incluidos quienes protestan por falta de insumos en hospitales, pero dejó sembrada la indisciplina o insubordinación que terminará por causar muchas bajas.

LO PEOR es que al Presidente pareciera no importarle la suerte de miles, millones de mexicanos, y en ese tenor solo se ha dedicado a despotricar contra el pasado culpando a sus antecesores de la crisis que se vive en el Sector Salud, cuando a juzgar por los resultados se encaminaba hacia lo mismo, reduciendo presupuesto para hospitales, medicinas e implementos médicos, pues a un año y meses de gobierno no tenía en mente aplicar recursos a ese sector pese a las protestas por la escasez de medicamentos para niños con cáncer o personas con VIH. Su transformación de cuarta en materia de Salud era más de lo mismo y, lo peor, es que sus programas sociales solo están coadyuvando a contagios entre los jóvenes y la población adulta, ya que al pagar en efectivo o mediante depósitos las afamadas becas de Construyendo el Futuro o para Adultos Mayores, solo induce a que estos abandonen el hogar para acudir a bancos o instancias donde pueden cobrar y, posteriormente, dirigirse a tiendas o supermercados a surtirse de alimentos o hasta de licor en muchos casos, cuando debido a la pandemia debió enviar, en lugar de dinero líquido, despensas por el mismo monto para que la población se quedara en sus casas. Es por ello que a muchos adultos mayores y jóvenes se les ve en las calles, arriesgándose a contagios innecesarios, porque no existe planeación en este gobierno sino ocurrencias que permitan al mandatario comprar voluntades mediante migajas.

LO PEOR es la pobreza que prevalece en este País donde más de 56 millones de personas deben salir a diario en busca del sustento, porque su empleo es esencial para la sobrevivencia o, en el peor de los casos, porque sus empleadores no les permiten faltar, o porque trabajan por su cuenta y van al día… o porque viven en México, donde sólo 22 por ciento de los trabajos se pueden realizar a distancia. Ya un estudio de los economistas Jonathan I. Dingel y Brent Neiman, de la Universidad en México, refería que “mientras más pobre sea un país, menos trabajos se pueden realizar desde casa”, y en ese tenor, la publicación ¿Cuántos trabajos pueden hacerse desde casa? revela que mientras que en México y Turquía menos del 25 por ciento de los empleos pueden convertirse en teletrabajo, en países como Suecia o Reino Unido ese porcentaje llega a 40 puntos.

PERO LO que de plano lastima en medio de la pandemia es la postura del Consejo de Salubridad General -no acordada por la totalidad de sus integrantes pero, avalada, seguramente por el Presidente, que establece que en la fase 3, la etapa más severa debido a que se comienzan a saturar los servicios de emergencia y de medicina crítica, los médicos tendrán que priorizar a los pacientes jóvenes sobre los adultos mayores o los que tengan una enfermedad crónica, algo que suena a régimen fascista, pero de acuerdo a la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, explican que este sistema sólo entrará en operación si la capacidad existente de cuidados críticos está sobrepasada o está cerca de serlo, lo que demuestra que México, por más que se repita lo contrario como estribillo, no tiene capacidad instalada para dar respuesta a la demanda hospitalaria ante situaciones como ésta, porque ni los “conservadores” ni AMLO le dieron importancia al sector salud, este último por el contrario, recortó presupuesto y personal: 10 mil médicos al iniciar su administración.

EN UN primer punto, la Guía establece que cuando sólo se tiene un ventilador y hay dos pacientes; un paciente A de 80 años y un paciente B de 20 años se elegirá el tratamiento de la persona B ¿Por qué?: “Supongamos que si el paciente A recibe el ventilador, vivirá 7 años más y si el paciente B recibe el ventilador, vivirá 65 años más”, y en ese tenor se soslaya en todos los casos a los que tienen enfermedades crónico degenerativas, diabetes, males cardiorrespiratorios. En suma, es como dejar morir a los más débiles y salvar la vida a los fuertes, en una acción donde los médicos se convierten en jueces de vida y muerte.

SE TRATA de un acto por demás insensato porque, supongamos, y solo supongamos –porque no está en nuestros actos de conciencia desearle la muerte a nadie-, que de pronto el Presidente enferma de Coronavirus al mismo tiempo que Cuitláhuac García Jiménez, Gobernador de Veracruz y el servicio está saturado, y ya solo queda un respirador o espacio en terapia intensiva. Uno se pregunta: ¿se lo darán a Cuitláhuac por ser más joven –aunque no sirva para nada-, y dejarán que AMLO muera solo por ser más viejo y tener problemas cardiorrespiratorios. ¿Usted qué opina?. Y es que suponemos que si está en Cuitláhuac decidir, aunque se diga seguidor a ultranza del Presidente, seguramente aceptaría de mil amores salvarse él o, en caso contrario, si quien decide es AMLO lo más apegado a la realidad es que busque salvar la vida al precio que sea, aunque Cuitláhuac sea su protegido. Insistimos: son solo ejemplos tan radicales como la decisión que quiere adoptar el Consejo de Salubridad General, en un acto irreverente y fuera de toda lógica, cuando los médicos deberían tratar de salvar la vida a todos, y no solo a unos cuantos por ser los más fuertes. Esto en realidad, suena Hitleriano, Pinochetista y hasta Idiaminista, y todo porque AMLO quiere, caprichosamente, terminar su inútil Tren Maya, la innecesaria –en estos momentos- refinería de Dos Bocas y otras obras fatuas, cuando esos recursos debería aplicarlos como los chinos en construir un mega hospital desmontable, con camas, respiradores y otros enseres para tratar de salvar la vida a todos los mexicanos, algo que muchos le agradecerán. Así de simple. OPINA [email protected]