Marcela, una mujer de 33 años residente de Saltillo, quiso descubrir que su esposo le era infiel haciéndolo creer que se quedaría en casa de su mamá, para después en la madrugada caerle en la infidelidad a su pareja. Un día Mauricio, su esposo, le pidió a Marcela que saliera de fiesta con sus amigas y después de la fiesta, le dijo que se fuera a dormir a casa de su madre. La petición que le hizo su esposo fue lo que hizo sospechar a Marcela que le era infiel. Marcela aceptó salir de fiesta y quedarse en casa de su madre para poder corroborar lo que ella sospechaba.
Sin embargo, lo que encontró fue la terrible escena de un crimen, resulta que su esposo en realidad era un secuestrador y en complicidad de otros dos hombres tenía privada de su libertad a una mujer. Cuando Marcela llegó a su casa con la intención de descubrir la infidelidad, su esposo y su grupo delincuencial forzaron a Marcela a atender las necesidades de la víctima.
Marcela señala que ella no dio aviso a las autoridades debido a que el esposo la amenazó con matarla, pero ante las autoridades lo que Marcela hizo fue convertirse en cómplice. Tras intentar descubrir una presunta infidelidad de su esposo, la mujer de Saltillo terminó tras las rejas y ahora enfrenta una condena de 100 años de cárcel por cargos de secuestro. Los familiares de Marcela señalan que el esposo es el verdadero culpable. Ellos dicen que Marcela no tiene culpa y que no merece la sentencia que le dieron
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