Para que quede más claro que muchos de los problemas de nuestro país tienen un trasfondo cultural, debemos poner como ejemplo lo que sucede en Japón. En México millones de padres llevan a sus hijos hasta la puerta de la escuela y los recogen en la puerta de la escuela para llevarlos a casa. Esta medida de seguridad, que no se puede reprochar en nuestro país, en Japón es innecesaria. ¿Por qué? Porque en Japón los niños van a la escuela solos y solos regresas a sus casas. De modo que, en días de escuela, a la hora de entrada, se pueden ver pequeños grupos de niños sin la supervisión de un adulto, caminando rumbo a su escuela.
En muchos casos los niños caminan solos por las calles, cruzando avenidas que en México serían muy peligrosas. Los niños también regresan solos a sus casas, incluso de noche. ¿Qué es esto? ¿Una demostración de la independencia que se espera de los niños? No. Una colombiana que quedó admirada de este asunto dice que es más bien la dependencia grupal de los niños que saben que los adultos están en las calles para cuidarlos.
Los niños japoneses saben que si tuvieran alguna emergencia pueden acudir a un adulto, confiando en que éste los ayudará. Hay además casas con señales que indican que en ese lugar los niños se pueden refugiar en caso de correr algún peligro. Pero los índices de criminalidad son muy bajos en Japón, siendo este uno de los 10 países más seguros del mundo. ¿Cuándo podremos dejar que nuestros hijos vayan solos a la escuela? Si no ajustamos nuestros patrones culturales, nunca.
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