Pide AMLO a GN respetar a delincuentes

Delincuentes
Andrés Manuel López Obrador y la Guardia Nacional FOTO: WEB
Pero los soldados y policías son asesinados
Construyendo Futuro sin empleo a jóvenes

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / LA MAGIA de la televisión permitió registrar los rostros de sorpresa y confusión de algunos integrantes de la Guardia Nacional, cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador les decía -tras inaugurar un cuartel de esa corporación en Tepatitlán de Morelos, Jalisco- que “los delincuentes son seres humanos que merecen respeto”, y les pedía garantizar la paz y tranquilidad “sin excesos y sin autoritarismo”. Y el desconcierto no era fortuito, sobre todo cuando se sabe que hasta el domingo 15 de Diciembre sumaban 415 agentes de la nueva corporación, militares y policías asesinados en 28 Estados en 2019, lo que equivale a 1.2 homicidios dolosos de este tipo en promedio. Peor aún, cuando el arranque del año en curso ha constituido un desafío para el organismo policial, ya que tan solo en un mes y la primera semana de Febrero se han registrado cinco asesinatos de elementos federales, humillaciones a integrantes de la corporación, así como persecuciones y retenciones. De esa manera el número de elementos federales asesinados en lo que va del año representa una tercera parte de la cifra reportada en todo 2019, la cual ascendió a 16, de acuerdo con la organización Causa en Común. Además, aparte de los seis crímenes contra integrantes de la GN, durante este año se tiene ya un registro de cinco guardias heridos en enfrentamientos, así como tres muertos en un accidente, esto sin considerar retenciones de elementos que los han colocado en una situación de indefensión y humillación total.

POR ELLO, cuando López Obrador les pidió el sábado respetar los derechos humanos de los delincuentes, los elementos no sabían si reír, llorar o soltarle una leperada al Presidente, pues uno se pregunta: ¿acaso los delincuentes tienen respeto por los derechos humanos de soldados, marinos o policías Federales, Estatales y Municipales cuando los “levantan” e interrogan hasta cegarles la vida, o cuando los enfrentan usando el factor sorpresa? No, definitivamente ningún sujeto fuera de la ley tendría misericordia con los uniformados, sean del nivel que fueren, a quienes consideran enemigos, y acaso por ello las palabras de AMLO suenan huecas y frívolas a los oídos de los responsables de la seguridad, sobre todo cuando les repite que: “los delincuentes son seres humanos que merecen, también, nuestro respeto, el uso de la fuerza tiene límites”, declaraciones que hizo al interior de un aula de las instalaciones del nuevo cuartel de la Guardia Nacional que inauguró en Jalisco. Y cual si fuera un prospecto a Obispo católico o ministro evangélico, les reiteró que “no se debe combatir el mal con el mal. Es mejor enfrentarlo con justicia y siguiendo la sabia recomendación de nuestros antepasados: Haz el bien, sin mirar a quien”, expresaría más tarde el presidente en su cuenta de Twitter, acaso inspirado por la cuaresma que iniciará el miércoles 26 de este mes y que llama a los católicos a la reconvención, pero AMLO no es un ministro de culto sino el Presidente de todos los mexicanos con obligaciones contenidas en la Carta Magna.

SEGÚN EL artículo 89 de la Constitución que nos rige, inherente a las facultades y obligaciones del Presidente de la República, éste se encuentra obligado, en sus incisos Vl y Vll a: “preservar la seguridad nacional, en los términos de la ley respectiva, y disponer de la totalidad de la Fuerza Armada permanente o sea del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea para la seguridad interior y defensa exterior de la Federación, y disponer de la Guardia Nacional (GN) en los términos que señale la ley”. Ahora bien, el artículo 9 de la Ley de la GN detalla que ésta tendrá las atribuciones y obligaciones siguientes: 1. Prevenir la comisión de delitos y las faltas administrativas y, 2. “Salvaguardar la integridad de las personas y de su patrimonio; garantizar, mantener y restablecer el orden y la paz social, así como prevenir la comisión de delitos”, pero en ocasiones para garantizar y restablecer el orden se requieren acciones contundentes, y no solo abrazos en lugar de balazos, sobre todo cuando estos últimos van dirigidos a los garantes del orden.

SI LOPEZ Obrador deseaba un ejército de misioneros, tal vez equivocó la carrera y debió dedicarse a predicar la palabra de Dios, para que con toda certeza le dijera a sus misioneros que cuando recibieran una bofetada en una mejilla pusieran la otra, porque ser Presidente de la República entraña deberes, entre otras la salvaguarda de la seguridad y la vida de los gobernados a los que representa, dejando a los clérigos –de las distintas religiones- el ejercicio pleno de la palabra divina, porque no es con ésta como se convencerá a quienes decidieron el mal camino retornar a la senda del bien, además de que tampoco se puede proyectar una imagen de impunidad para secuestradores, asesinos, feminicidas, extorsionadores o todo aquel que ha trasgredido la ley. Porque en México el Presidente está dando la impresión de que tiene miedo a condenarse “en el fuego eterno” si ordena responder con fuego al fuego, y como consecuencia de esto caen delincuentes, más que inducir al respeto de los derechos humanos, como quiere hacer creer o, en el peor de los casos, no se mete con la delincuencia con tal de seguir sus giras al interior del País sin conflictos de que pudiera ser víctima de algún grupo delincuencial, de esos que no se andan con derechitos humanos ni salva sea la cosa. Porque sería lamentable que la pasividad fuese por cobardía, y en ese tenor se arrastre a la Guardia Nacional que ya ha sido suficientemente humillada en muchos eventos.

TAMPOCO SE trata de ejercer acciones fuera de la ley, como ocurre en Veracruz con una Fuerza Civil que actúa en contra de ciudadanos que nada tienen que ver con la delincuencia, mientras a los delincuentes les saca la vuelta, lo que ha engendrado que en zonas como el sur se hayan perpetrado acciones como la ocurrida en Isla, en cuya región se han suscitado infinidad de desapariciones al igual que en el centro y norte. Tan solo en Playa Vicente, según reconoce el propio Cuitláhuac García Jiménez se perpetraron 10 desapariciones en dos días, y la mata sigue dando en otras zonas de la Entidad donde el número de desaparecidos entre 2019 y 2020 es escandaloso. Tal vez tenga razón cuando sostiene que para acabar con la inseguridad se debe garantizar el Estado de derecho al bienestar, y con ello evitar que grupos vulnerables, como el de los jóvenes, sean presa fácil para los grupos delincuenciales, solazándose de que durante años los gobiernos neoliberales se enfocaron únicamente a discriminar a los jóvenes y no les abrían oportunidades de empleo o capacitación como ahora que les está dando oportunidad de estudiar y capacitarse, aunque debe saber el Presidente que de nada sirve lo anterior si no hay empleos porque no hay inversión ni crecimiento, algo que su propio Gobierno ha fomentado, y ahí están los 20 mil jóvenes que lograron acomodarse de un universo de 900 mil que siguen desocupados pese a haber cursado el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro. En fin, los discursos son buenos cuando se aterrizan. OPINA [email protected]

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